Una noticia que investigadores científicos celebran: el ADN egipcio más antiguo hasta la fecha de un individuo que vivió hace unos 4.500 a 4.800 años, finalmente, fue extraído y secuenciado.
Fue un trabajo que tuvo sus orígenes hace cuatro décadas. Informan en Crick que los primeros intentos de extraer el ADN antiguo de personas del antiguo Egipto los hizo Svante Pääbo, quien llegó a ganar el Nobel de Medicina en 2022 por reconstruir el ADN del neandertal.
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Redescubrir el pasado
Para secuenciar el genoma, los investigadores extrajeron el ADN del diente de un individuo enterrado en Nuwayrat, un pueblo a 265 kilómetros al sur de El Cairo.
Esa persona falleció “en algún momento de la superposición entre dos períodos de la historia egipcia, el Dinástico Temprano y el Imperio Antiguo”.
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Además, “fue enterrada en una vasija de cerámica en una tumba excavada en la ladera.
Los científicos establecieron, al analizar el código genético, “que la mayor parte de su ascendencia se correlacionaba con individuos antiguos que vivieron en el norte de África”.
Señalan en Crick que “el 20 % restante de su ascendencia podía rastrearse hasta individuos antiguos que vivieron en el Creciente Fértil, en particular en una zona llamada Mesopotamia (aproximadamente el actual Irak)”.
Las señales químicas en sus dientes -relacionadas con la dieta y el medio ambiente- dejaron ver que el individuo probablemente había crecido en Egipto.
“Reunir todas las pistas del ADN, los huesos y los dientes de este individuo nos ha permitido construir una imagen completa”, dice la investigadora Adeline Morez Jacobs.
Fascinado con lo descubierto, el profesor Linus Girland Flinck comparte: “Este individuo ha realizado una trayectoria extraordinaria. Vivió y murió durante un período crítico de cambio en el antiguo Egipto, y su esqueleto fue excavado en 1902 y donado al Museo Mundial de Liverpool, donde sobrevivió a los bombardeos del Blitz que destruyeron la mayor parte de los restos humanos de su colección”.
Celebra Girland Flick el hecho de develar la historia de este individuo, descubriendo que parte de su ascendencia provenía del Creciente Fértil, lo que pone de relieve la mezcla entre grupos en esa época.
El dato: por qué saben que ese egipcio fue alfarero
Los investigadores detallaron la evidencia de su esqueleto, para conocer hasta un poco de su estilo de vida, y determinaron su posible oficio.
Dicen: “Podría haber trabajado como alfarero o en un oficio que requería movimientos similares, ya que sus huesos presentaban marcas musculares por permanecer sentado durante largos periodos con las extremidades estiradas”.
Con información de Crick
(I)