Un proyecto ambiental viene ganando terreno en Australia, donde empresas instalan cercas, vallas, para frenar el avance de restos de plástico y basura.

Esas cercas kilométricas las colocan cerca de vertederos y centros de reciclaje para que el viento no pueda arrastrar bolsas, envoltorios y restos de plástico por campos agrícolas, caminos rurales o zonas habitadas, describen en EcoInventos.

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Más de 10.000 kilómetros de vallas han sido instalados.

Imagen: de EcoInventods/Vahan Tchilinguirian

El impacto que se logra con estos vallados es muy positivo y reconocen: “Sin estas barreras, los restos livianos llegarían a fincas y carreteras, donde fauna silvestre y ganado podrían ingerirlos accidentalmente”.

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En la empresa Ausnets explican que cualquier área de un vertedero puede protegerse de los fuertes vientos y utilizarse para evitar que la basura y los escombros se distribuyan por el medio ambiente.

Describen que “las estructuras portátiles de postes galvanizados de alta calidad, combinadas con mallas de polietileno de alta resistencia y tratadas contra los rayos UV, proporcionan una solución integral a este problema creciente”.

Vallas antirresiduos

En Economía Sustentable destacan que esta red de estructuras metálicas -vallas antirresiduos/ littler nets) protege el territorio australiano frente a la dispersión de residuos y evita graves daños a la fauna y al entorno rural.

Informan que el Gobierno australiano “desplegó más de 10.000 kilómetros de vallas especializadas, creando una suerte de red invisible que protege granjas, rutas y ecosistemas de una posible catástrofe ambiental”.

Foto: ausnets.com.au

Las redes -describen- se montan con anclajes capaces de soportar vientos de hasta 100 kilómetros por hora, y el tamaño de la malla se ajusta al tipo de instalación: 40 milímetros en vertederos y 20 milímetros en plantas de reciclaje, donde incluso deben retener microplásticos.

De acuerdo con Vahan Tchilinguirian, portavoz de Litter Nets Australia, “si no estuvieran ahí esas barreras, tendríamos basura en las granjas y en las carreteras”.

“Los pájaros y el ganado podrían atragantarse y morir”, dice Tchilinguirian a Yahoo News y difunde Economía Sustentable.

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Quien tenga un problema por los residuos arrastrados por el viento puede dirigirse a la Autoridad de Protección Ambiental.

Explican “que la queja es atendida y los técnicos van al lugar, evalúan la situación y diseñan una solución personalizada”. (I)

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