Cien pilotos de caza F-18 tiene España y Enrique Gil es uno de ellos. Para pilotar una de estas aeronaves, debió seguir un exigente plan de estudios que equivale, compara, a una ingeniería aeroespacial. Cuenta que al volar solo un caza de combate, conforma va pasando el tiempo, “ya no es euforia, es profesionalismo”.
“Un chaval (joven) de 23 años volando un avión de combate… es brutal. Te sientes el rey del mundo”, confiesa Gil a Uri Sábat en el pódcast “La fórmula del éxito”.
Publicidad
“Al volar solo la primera vez, te sientes el rey del mundo. Conforme va pasando el tiempo, esa sensación te genera tolerancia. Ya no es euforia, es profesionalidad“.
Dice que, al llegar a la unidad, el ego “se te sale el pecho”, pero “tus superiores te lo meten para dentro bastante rápido”.
Publicidad
Más maduro, Gil opina que el ego es necesario, pero también puede ser peligroso. “Tienes que creerte capaz, pero sin perder la humildad”, lo citan en El Confidencial.
Estudios
Jugando al Battlefield 2 supo que tripular aviones era su pasión.
Luego, estudió esa suerte de ingeniería espacial al ver “matemáticas, física, cálculo, aviónica, termodinámica... y además táctica militar, normativa aérea y asignaturas de vuelo. Eran 500 créditos en cinco años”.
Gil cuenta a Sábat que, desde hace poco, esa carga se ha reducido para evitar la saturación.
Sensación de volar
Sábat pregunta sobre qué se siente en un caza F-18, un avión que es el ‘más rápido, más potente y más equipado’.
Gil le explica: “Debemos hacer una serie de maniobras para generar una presión que nos ayude a mantener la sangre en el cerebro y no desmayarnos”.
- ¿Hay mucho control dentro del caza, cuánto valen tus manos ahí dentro?
-Realmente es muy difícil, es algo que requiere mucho conocimiento técnico y un gran adiestramiento, por eso debemos estar entrenando todos los días. No es fácil entrenar a un piloto de combate, tardamos mucho tiempo haciendo varios cursos de vuelo que son muy específicos y esos cursos te los tiene que dar otro piloto de caza. Es una formación muy compleja. Hay muchos hitos, a lo largo de esos cursos, que te pueden tirar para atrás.
Por ejemplo, “en los primeros cursos de vuelo, tienes 16 clases para volar solo, si no consigues hacerlo solo en esas 16 clases, te dan la baja y ya no puedes volar más”.
- ¿Qué pasa por tu cabeza cuando puedes recibir una orden que implica fuego real?
- Si yo veo que en esa aeronave están abriendo fuego… imagínate contra otro avión, contra mi compañero, nosotros podemos llegar a abatirla.
- ¿Cuál es el momento más complicado que has vivido?
- Tristemente, perdimos a un compañero
“Queremos la paz”
En esta exigente carrera, Gil señala “que no se trata de evitar errores, sino de saber reaccionar”.
“Puedes equivocarte en una comunicación, pero si te bloqueas con eso, puedes cometer otro error más grave”. Cuando era instructor, sabía cuándo un alumno iba por detrás del avión y estaba a punto de fallar en cadena, expresa.
Citado en El Confidencial expone errores comunes, como confundir la pista de aterrizaje cuando ha cambiado el viento. “Intentas dejar que el alumno se equivoque, salvo que haya riesgo de seguridad. Si no, es bueno que lo vea y lo solucione él”.
Eduardo Gil señala que ahora mismo no está volando, pero el interés intacto: “Tengo ganas de volver”.
-¿Por qué te dedicas a esto si a lo mejor es un arma de destrucción masiva?
-Esto implica tirar bombas, implica matar gente, pero lo haces cubierto de tus valores. Nosotros lo que queremos es vivir en paz. (I)