Bajo un templo perdido de Jerusalén, una mujer descubrió “la mayor reliquia de la Cristiandad”: la ‘Vera Cruz’.
La Vera Cruz, la Cruz Verdadera, la Santa Cruz. Esos y tantos nombres recibe el Madero en el que Jesús fue crucificado.
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El hallazgo se le atribuye a “la primera peregrina en viajar a Tierra Santa, Elena de Constantinopla, madre del emperador Constantino el Grande. Ocurrió entre los años 327 y 328 d. C., publica ABC.
De acuerdo con AciPrensa, escritores antiguos como San Crisóstomo y San Ambrosio narran que, en el siglo IV, Santa Elene pidió permiso a Constantino para ir a Jerusalén en búsqueda de la Cruz en la que murió Jesús.
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Según la Enciclopedia Católica, en ese entonces la santa tenía 80 años.
La mujer junto a algunos obreros y con la cooperación de San Macario de Jerusalén, obispo de la ciudad, realizaron excavaciones en el monte Calvario, con el deseo de encontrar objetos relacionados con Cristo.
Señala el sitio web, de corte religioso, que “los judíos habían escondido la Cruz en una zanja o pozo, y la cubrieron con piedras”.
Sin embargo, solo “unos pocos elegidos” entre los judíos conocían el lugar exacto donde había sido escondida la Cruz”.
Fue un judío quien le reveló el lugar en el que se hallaba la reliquia. Llama la atención el nombre de ese hombre: Judas.
Se afirma que Elena estaba “obsesionada” con hallar la Vera Cruz.
La emperatriz emprendió la primera peregrinación de la historia hasta Jerusalén, “después de que a su hijo se le hubiesen aparecido en una visión los apóstoles Pedro y Pablo”.
“Esta aparición y la curación de la lepra que padecía fueron las circunstancias que le llevaron a enviar a Jerusalén a su madre Santa Elena para que buscara la Cruz del Señor”, difunde ABC al citar a Della Voragine.
La prueba irrefutable para Elena
Una vez enterada por Judas, Elena pidió demoler el edificio del templo de Venus y arar el solar.
Difunde el medio español: “Terminadas estas operaciones, Judas comenzó a cavar con gran fuerza y profundidad en aquel terreno, y cuando hubo excavado una especie de pozo, al seguir ahondando en el fondo del mismo, a unos veinte pasos de distancia con relación a la superficie exterior del suelo, hizo el descubrimiento”.
La Enciclopedia Católica informa que Judas no halló una sola cruz. Encontró tres. ¿Cómo identificar la Vera Cruz?
Esas otras dos cruces eran las de los dos ladrones crucificados junto a Jesús.
Santa Elena logró reconocer la Vera Cruz de Jesús “porque gracias a ella una mujer gravemente enferma fue curada”, publica el sitio web Custodia.
En AciPrensa informan que Santa Elena realizó más descubrimientos, todos vinculados a Jesús y citan; la Escalera Santa, los clavos de Jesús, el “Titulus Crucis”, la Santa Túnica, la cuna de Jesús, las Reliquias de los Reyes Magos y el Santo Sepulcro.
Informa, además, que aquel judío que la ayudó a buscar la Vera Cruz “se convirtió al cristianismo y es honrado bajo el nombre de San Ciriaco”.
Según AciPrensa, un trozo del madero donde fue crucificado Jesús está en la ciudad de Caravaca de la Cruz, en Murcia (España) y otro fragmento de la Vera Cruz fue llevado a la Catedral del Niño Jesús, ubicada en Alepo (Siria). (I)