El petrolero venezolano Skipper operó durante años como un “barco fantasma”, movilizando crudo sancionado y sosteniendo al gobierno de Nicolás Maduro, mientras eludía la vigilancia internacional.
Su estrategia no se enfocaba en apagar su señal, sino en manipularla a través de spoofing, una técnica que falsifica la información del Sistema de Identificación Automática (AIS, por sus siglas en inglés) para ocultar ubicación, identidad y ruta.
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De acuerdo a The Sun, expertos en seguridad marítima detallan que el spoofing es un engaño activo que permite al buque navegar con una identidad alterada. En este sentido, el capitán del Skipper cambió nombre, bandera y señales de seguimiento mientras transportaba petróleo desde países sancionados como Venezuela e Irán.
Casi 13 millones de barriles petroleros desde 2021
Se estima que el petrolero movilizó al menos 13 millones de barriles de crudo pese a las sanciones del Tesoro estadounidense. Sus operaciones incluían tácticas de la “flota sombra”, como apagar el AIS para realizar transferencias de barco a barco en el Caribe y ocultar el origen del petróleo. Cuando fue capturado, transmitía una ubicación falsa a más de 400 millas y enarbolaba la bandera de Guyana de manera fraudulenta, detalla BBC.
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Este petrolero era parte de una red creciente de buques opacos que transportan petróleo para regímenes sancionados. Esta flota oscura, que antes era dominada por Irán y Corea del Norte, se expandió aceleradamente luego de la invasión de Rusia a Ucrania y actualmente agrupa barcos sin seguro, sin bandera definida y con estructuras de propiedad hechas para evadir responsabilidades.
La operación para capturar al petrolero tuvo un gran impacto: comandos estadounidenses descendieron desde helicópteros del portaviones USS Gerald R. Ford en una acción coordinada con la Guardia Costera, el FBI y Seguridad Nacional.
Gracias a un sistema de vigilancia marítima avanzado, EE. UU. pudo rastrear patrones y actividades el buque hasta justificar su incautación, como parte de la presión al gobierno de Nicolás Maduro.
Ciertamente, esta confiscación no desmantela a la flota sombra, pero sí puede ser el comienzo de una ofensiva más amplia. Para los expertos, la clave está en generar incertidumbre entre los operadores de estos buques y en aliados como Vladimir Putin, presidente de Rusia.
(I)