En la vida cotidiana, todos hemos experimentado esa frustrante sensación de no recordar dónde dejamos nuestras llaves, nuestros anteojos o ese pequeño objeto que necesitamos con urgencia. Parece que la memoria nos engaña a propósito, jugando con nosotros y desafiándonos a recordar el lugar exacto donde colocamos nuestras pertenencias.