Un buen descanso nocturno tiene que ver con cuál es la mejor posición para dormir. Lo que muchos no saben es que dependiendo de esta postura se puede desarrollar dolencias en la espalda y aumentar el riesgo de algunas enfermedades.
“Es prudente señalar que no existe la posición perfecta para dormir”, refiere el Instituto Europeo del Sueño donde además se menciona que “si no hay condiciones especiales de salud, la mejor postura para dormir durante la noche es la que nos permita sentirnos más cómodos y que se adapte a nuestros requerimientos”.
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Así que la forma que se adopte para dormir puede favorecer tu salud cerebral, la actividad cardíaca e incluso las vías respiratorias en el caso de aquellas personas que roncan o sufren apnea del sueño.
Dormir del lado izquierdo o derecho: ¿Cuál es la mejor posición para dormir y por qué?
Aunque dormir de lado es la posición más común y hay quienes la consideran como muy beneficiosa, existen implicaciones para la salud de ciertas personas. Esto dependerá del lado que duerma la persona, ya sea del izquierdo o del derecho.
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¿Qué enfermedades empeoran con la posición para dormir?
“Una mala postura al dormir puede acabar con tu vida lentamente”, es una de las premisas que usa The Telegraph.
“Las posiciones para dormir pueden afectar significativamente su salud general, su comodidad y la calidad de su sueño. Cada posición tiene sus pros y sus contras”, advierte la fisioterapeuta Sammy Margo al citado medio.
Una mala postura durante la noche puede causar dolencias principalmente en la espalda, pero si ya sufres de alguna enfermedad debes prestar atención a la posición para dormir ya que la afección puede empeorar.
- Dormir boca arriba: puede aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas e incluso agudizar la apnea del sueño.
- Dormir boca abajo: esta posición provoca tensión en el cuello y dolor de espalda, pero además promueve la aparición de arrugas
- Dormir de lado: Aunque los expertos aseguran que dormir de lado es la mejor posición para un buen descanso, esto puede tener otras implicaciones por ejemplo en las personas con reflujo gastroesofágico (ERGE) u otros problemas intestinales; aumenta el riesgo de problemas cardíacos; y el riesgo de problemas cerebrales como demencia, Alzheimer o cualquier enfermedad neurodegenerativa
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