Todos los extremos son malos, dice un viejo, y acertado, refrán. En medicina abusar de un fármaco o vitamina, por error o por la falsa creencia de que no dejará secuelas, es delicado. Hay que extremar la vigilancia porque pasa hasta con vitaminas que consideramos inocuas. Una de ellas, que favorece a la vista, si se abusa puede afectar no solo a los ojos; puede provocar pérdida del cabello y aumento de la presión intracraneal.