Imagina a una persona que se levanta temprano para correr, va al gimnasio después del trabajo y los fines de semana realiza actividades al aire libre. Parecería gozar de una salud envidiable, ¿verdad? Sin embargo, si esta misma persona pasa la mayor parte del día sentada en una oficina, frente a una pantalla, podría estar subestimando los riesgos para su salud.