Controlar el peso es importante para la salud, pues más allá de lograr una buena apariencia, también permite disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y presión arterial alta; incluso, puede reducir la posibilidad de padecer distintos tipos de cáncer.
El portal Omron detalla que la mayoría de los adultos con edades comprendidas entre 18 y 49 años suben entre 500 gramos y 1 kilo al año. Esto hace que prevenir el incremento de peso es prioritario, ya que a medida que las personas envejecen, se hacen más propensas a desarrollar una o más enfermedades crónicas.
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¿Cuál es la clave para adelgazar sin hacer dietas?
En la actualidad, muchas personas se han adaptado a la “cultura de la dieta” en el intento de adelgazar para verse mejor y esto, según la dietista y nutricionista Gabriela Uriarte, genera una relación tóxica con la comida, ya que la persona empieza a ver la alimentación como un simple medio para adelgazar o engordar, dejando de lado su verdadera razón: nutrir.
El nutricionista Daniel Ursúa asegura que esto produce “pesocentrismo”, que es la obsesión por lograr una cifra de peso ideal, pero mientras la dieta sea más restrictiva, peor será la relación con la alimentación.
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El secreto es entonces cambiar la perspectiva: dejar de ver la pérdida de peso como el objetivo principal y enfocarse en mejorar los hábitos de vida. Todos los expertos consultados por Vaniatis coinciden en que hay que realizar cambios sostenibles y realistas que se mantengan en el tiempo más allá de las dietas milagrosas como las detox o las cetogénicas extremas.
Una buena opción es la dieta mediterránea, que prioriza el consumo de vegetales, cereales integrales, grasas saludables y minimiza la ingesta de azúcares y ultraprocesados. Por otra parte, la actividad física regular también debe incorporarse a este nuevo estilo de vida, para que sea disfrutable, se puede adaptar a los gustos y horarios de la persona.
Ursúa hace énfasis en que nadie puede vivir permanentemente calculando calorías o revisando un menú rígido, cuando se trata de comer, debe ser algo simple y placentero, sin culpas ni obsesiones.
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