China perfora un pozo científico ultraprofundo en el desierto de Taklimakán, con la meta de superar los 10.000 metros de profundidad. Este proyecto, que es conocido como Shendi Take 1, procura atravesar kilómetros de roca sólida para explorar zonas casi inalcanzables del interior terrestre y así obtener registros geológicos de la era en la que los dinosaurios habitaban el planeta.
El portal Earth detalla que este pozo, que se encuentra en la cuenca de Tarim (Xinjiang), representa un salto tecnológico para la ingeniería de perforación china, pero más allá de su ambición científica, también convierte una remota región desértica en un laboratorio natural para estudiar terremotos, recursos energéticos y la estructura profunda de la corteza continental.
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¿De qué trata esta operación?
Esta operación cuenta con el liderazgo de Sun Jinsheng, quien es experto en perforación profunda, su equipo maneja una infraestructura colosal que incluye brocas y tuberías de acero que superan las 2.000 toneladas suspendidas en un conducto extremadamente estrecho. Los responsables del proyecto aseguran que el desafío técnico es equivalente a sostener una carga masiva sobre finos cables de acero.
Uno de los principales objetivos científicos de este proyecto es alcanzar sedimentos del periodo Cretácico, cuando los dinosaurios aun existían. Dichas capas rocosas conservan información importante sobre algunos océanos, climas pasados y materia orgánica enterrada, que ofrece datos esenciales para reconstruir la historia geológica y climática del planeta.
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Al llegar a esas profundidades, podrán estudiar cómo se comportan la corteza continental, el calor interno, los fluidos y las tensiones que influyen en terremotos y formación de montañas. Los científicos también podrán comprender hasta dónde pueden existir petróleo y gas bajo presiones extremas, refinado modelos geológicos y energéticos.
Si bien Shendi Take 1, no llegará al manto terrestre, aportará mediciones directas claves para validar los datos sísmicos gravitacionales. Estos resultados podrían mejorar la evaluación de riesgos sísmicos, apoyar proyectos geotérmicos y de almacenamiento de carbono, y redefinir el conocimiento sobre el funcionamiento profundo de los continentes.
(I)
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