Como cada año, la mayoría de los habitantes de Estados Unidos deberán modificar sus relojes con la llegada del horario de verano, conocido como Daylight Saving Time (DST). En 2025, esta transición se realizará el domingo 9 de marzo, cuando los rejoles se adelantarán una hora.

Esta práctica, que busca aprovechar mejor la luz natural, finalizará el primer domingo de noviembre, es decir, el 2 de noviembre.

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El ajuste entrará en vigor a las 02:00, momento en el que los relojes saltarán directamente a las 03:00. Este mecanismo se ha convertido en una tradición que divide opiniones: mientras algunos defienden sus beneficios energéticos, otros cuestionan sus efectos en la salud.

¿Todos los estados adoptan el horario de verano?

Si bien la mayor parte del territorio estadounidense sigue esta modificación horaria, hay excepciones. Estos territorios optan por permanecer todo el año con el horario estándar, sin adelantar ni atrasar sus relojes:

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  1. Arizona
  2. Hawai
  3. Puerto Rico
  4. Guam
  5. Samoa Americana
  6. Islas Marianas
  7. Islas Vírgenes

Origenes y evolución del horario de verano

En 1916, Alemania instauró el horario de verano durante la Primera Guerra Mundial, para economizar combustible. En 1918, Estados Unidos implementó el horario de verano a través de la Ley de Hora Estándar, que también estableció cinco zonas horarias.

Aunque el Congreso anuló esta ley a pesar del veto del presidente Woodrow Wilson, permitiendo que cada estado decidiera si adoptarlo o no. La influencia de Nueva York, como centro financiero, llevó a que muchas regiones lo mantuvieran.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el presidente Franklin Roosevelt instauró un horario de verano permanente, con el nombre de “War Time”, que estuvo vigente hasta 1945.

En 1966, bajo el gobierno de Lyndon Jhonson, se aprobó la Uniform Time Act para establecer reglas unificadas.

Desde entonces, el país ha mantenido esta práctica, aunque el horario de verano ha sufrido algunas modificaciones, como la prueba de 1974, cuando se aplicó durante todo el año.

En los últimos años, la discusión sobre abolir estos ajustes han ganado fuerza. Investigadores especializados del sueño y la salud advierten que los cambios en el reloj afectan el descanso, lo que podría derivar en problemas de salud pública.

Incluso el presidente Donald Trump ha expresado su preferencia por eliminar el horario de verano, apoyando la idea de adoptar un horario fijo durante todo el año. Sin embargo, los intentos legislativos para establecer un solo horario, como el proyecto Sunshine Protection Act, no lograron avanzar en el Congreso.

A pesar de los reiterados debates, no hay una decisión final sobre la eliminación o la permanencia del horario de verano. Por ahora, la población deberá seguir ajustando sus relojes en marzo y noviembre, a la espera de que el Congreso o la Casa Blanca adopten una postura definitiva sobre esta tradición que, cada año, genera opiniones encontradas entre ciudadanos, expertos y legisladores. (I)