“Compré una computadora, pero no es lo que yo esperaba a pesar de que me dijeron que es de última generación”. Es una frase muy frecuente y esto puede relacionarse con el procesador, considerado el corazón de una computadora. Se trata de un minúsculo componente de silicio que tiene millones de transistores en su interior capaces de realizar las operaciones e instrucciones que los programas y tareas le solicitan para que el equipo sea capaz de funcionar. Pero al momento de comprar una computadora de escritorio (PC) o laptop, la mayoría de usuarios no siempre le da la importancia que requiere el llamado cerebro del sistema.

“También conocido como CPU (Unidad Central de Procesos, en español), es el que interpreta, ejecuta las instrucciones que dan los programas y/o aplicaciones. A mayor velocidad del procesador, más rápido ejecutará las órdenes recibidas”, explica Harold Villalva Melgar, experto e investigador tecnológico.

Al momento de comprar una PC, muchos clientes solo se fijan en que la máquina arranque y complete las funciones básicas, pero al mismo tiempo se molestan por no haber comprobado antes cuáles son sus necesidades y qué diferencias hay entre uno u otro procesador. Cuando descubren que este es lento, los usuarios piensan que se puede cambiar. En las computadoras portátiles (laptop) el remplazo del procesador rara vez es posible y, en el caso de las PC, esto puede resultar costoso. “En un computador de escritorio es posible siempre y cuando el tipo de socket y el mainboard lo permitan, ya sea para escalar a uno mejor o algún remplazo”, destaca Villalva.

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En los últimos años, los fabricantes han podido mejorar enormemente el rendimiento de las unidades de procesamiento. Pero hay grandes diferencias entre las marcas y las respectivas familias de procesadores y para tomar la decisión correcta al comprar una computadora o un procesador es conveniente entender cómo funcionan estos componentes.

Cuantas más funciones pueda ejecutar un procesador por segundo, más rápido será. El rendimiento real de una CPU depende de muchos otros factores, como la arquitectura, el tamaño de la estructura -las estructuras más pequeñas aseguran una mayor potencia de cálculo-, el número de núcleos de procesador, y el número y tamaño de la memoria caché del chip. “Los procesadores han aumentado enormemente su rendimiento en los últimos años, pero necesitan la misma cantidad de energía o incluso menos”, resalta Christian Hirsch, de la revista de informática c’t en una nota de DPA.

A esto hay que sumarle otros aspectos. “Las nuevas generaciones de CPU permiten la implementación de funciones potentes de inteligencia artificial en ordenadores portátiles y PC”, tal como señala Roman Bansen, de la asociación alemana de la industria informática Bitkom. Y agrega que los procesadores no deben considerarse como casos aislados.

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Muchas aplicaciones han de ser programadas de nuevo para que puedan beneficiarse del trabajo en paralelo. Disponer de muchos núcleos favorece el rendimiento de sistemas que trabajan en multitarea".

Esto significa que trabajan mucho más eficientemente que hace unos años. La frecuencia de reloj (velocidad del procesador incorporado) solo ha aumentado ligeramente, en cambio, cada vez más núcleos permiten a los procesadores realizar muchas más tareas en paralelo. Pero ¿que son los núcleos y cómo se relacionan con los procesadores?

“Los procesadores de mayor velocidad y rendimiento tendrán más núcleos. Varios núcleos en una sola base determinará el rendimiento del procesador cuyo objetivo es mejorarlo. No hay que confundir, por ejemplo, que si un procesador tiene 8 núcleos, este sea 8 veces más rápido. El motivo es que no todos los programas y/o aplicaciones son capaces de usar 8 núcleos de forma simultánea. Y por este motivo muchas aplicaciones han de ser programadas de nuevo para que puedan beneficiarse del trabajo en paralelo”, dice Villalva y agrega que disponer de muchos núcleos favorece el rendimiento de sistemas que trabajan en multitarea. “Un ejemplo es el uso de antivirus. Este es capaz de consumir el 100 % de un núcleo, parando la ejecución de otras aplicaciones hasta que termine su trabajo. En estos casos disponer de más núcleos mejora la respuesta de todo el sistema”.

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Para tareas simples como el procesamiento de textos, la reproducción de un video o la navegación por Internet alcanzan procesadores con dos núcleos (CPU de doble núcleo). Un ejemplo de esto son los modelos de la serie Athlon de AMD o la serie Celeron y Pentium de Intel.

Los procesadores están optimizados para aplicaciones muy diferentes. En las laptops, la máxima prioridad es mantener bajo el consumo de energía, ya que nadie quiere que la batería de su portátil se agote después de una hora. “Los procesadores móviles funcionan a una velocidad de reloj mucho menor y suelen tener menos núcleos. “Por eso no son tan rápidos como los procesadores de escritorio”, comenta Hirsch.

¿Entonces, cómo determinar la confiabilidad de un procesador al momento de comprar una computadora? “Debe empezar con la buena elección del equipo a usarse según la tarea, conjuntamente con la memoria RAM. También tener en cuenta que la temperatura del computador debe estar en lo óptimo y sus disipadores de calor estén en excelente funcionamiento, ya que esto garantizará que el procesador realice las tareas y procesos a la velocidad escogida, dando el rendimiento esperado”, dice Villalba.

De última generación
El término potencia de diseño térmico o TPD (del inglés thermal design power) también se utiliza a menudo para describir los procesadores. El TDP indica la máxima cantidad de energía que un procesador puede absorber permanentemente para que el sistema de refrigeración no se sobrecargue. Este presupuesto térmico es compartido por todos los núcleos y, si está disponible, también la unidad gráfica integrada. Si solo funcionan unos pocos núcleos a plena capacidad, el procesador puede trabajar a una mayor velocidad que si todos estuviesen funcionando a baja carga. Prácticamente comparten el presupuesto térmico de los núcleos que no son utilizados.

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En los últimos años, los fabricantes han podido mejorar enormemente el rendimiento de las unidades de procesamiento. Hoy en día las gamas comerciales están por la décima generación. De Intel vienen en Core i3, Core i5, Core i7, Core i9. Y en AMD por la tercera generación: Ryzen 3, Ryzen 5, Ryzen 7. “Actualmente dependiendo del tipo de uso que se le dará al computador se deberá escoger el procesador. Es decir, pensar si será para tareas domésticas, empresariales o de alto rendimiento. Por ejemplo, para gamers (jugadores de videojuegos), diseñadores, ingeniería, audiovisual se recomiendan procesadores con diferentes velocidades, núcleos y caché”, dice Villalva. (I)