Una artista y un dramaturgo guayaquileño han imaginado dos universos que llegaron para revelarse este 2020. Historias, escenas y caminos que comenzaron a dibujarse y a escribirse en sus cabezas durante meses y que ahora dan un paso hacia el plano físico, materializándose, para conectarse con una audiencia hambrienta por estas manifestaciones artísticas que permanecieron apagadas por las semanas de aislamiento.

La artista multidisciplinaria Luisa Cuesta abrió semanas atrás su mundo Gogó en el Teatro Sánchez Aguilar, mientras que el dramaturgo David Castro Egas relata en Medardo en casa un capítulo muy privado, cercano y ficticio de la vida del poeta Medardo Ángel Silva, en la sala Experimental del Teatro Centro de Arte, presentado por Estudio Paulsen.

Medardo en casa

Escribir sobre personajes históricos no es nuevo para David Castro Egas, máster en Dramaturgia, guion de cine y series de televisión en la Universidad Autónoma de Madrid. En 2018, una obra inspirada en Antonio Neumane, Abbiamo himno, le otorgó el segundo lugar en el concurso de dramaturgia organizado por Estudio Paulsen. Este año, esa misma institución lo contactó para emprender la creación de una pieza esta vez sobre el poeta Medardo Ángel Silva.

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Me atrajo la excentricidad del personaje y su increíble trabajo literario”, dice el también graduado de la carrera de Comunicación Escénica de la Universidad Casa Grande.

“La obra narra la vida íntima de Medardo, desde ciertos personajes allegados al poeta que posiblemente tuvieron un gran impacto en la vida del autor. También habla de la lucha del poeta por equilibrar su vida profesional con su vida artística y su vida amorosa, y el rol de la mujer a principios del siglo XX en Guayaquil. La obra es un melodrama poético con licencia creativa”, detalla el autor, quien confía en que esta obra, más allá de gustar o de interesar, despertará el interés alrededor de la obra y la figura del poeta de El alma en los labios.

El detonante de la trama se encuentra también en los detalles que reveló la investigación sobre la vida de Medardo, realizada en 2019 por Rodrigo Pesántez Rodas, miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. Una serie de reportajes publicados en Diario EL UNIVERSO sobre la descendencia del poeta facilitaron a Carlos A. Ycaza mentalizar la obra, la cual dirige.

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La obra Medardo en casa, que tendrá funciones el 22, 23 y 24 de octubre en la sala Experimental del Teatro Centro de Arte, contará con la participación de Shany Nadan, Montse Serra, Elena Cáseres y Christopher Solórzano como Medardo. El formato para su presentación será la de teatro leído, debido a que sus requerimientos dramatúrgicos son imposibles de cumplir por la pandemia actual.

Castro Egas está convencido de que se conectará con la audiencia a través de la palabra y la imaginación. “La palabra es un detonante en la imaginación de cada persona. Si hay interpretación, mejor, pero si no, tampoco es un impedimento para disfrutar la obra. Una de las obras que más tensión me ha hecho sentir en el cuerpo ha sido teatro leído de Prejuicios”, dice. “Recomiendo cerrar los ojos y aguzar los oídos. Sumergirse con valentía en una experiencia que con toda seguridad será más que placentera y positiva”.

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El mundo Gogó de Luisa

“Es la inauguración de un final”, dice Luisa Cuesta en una entrevista a través de Zoom a pocas horas de la apertura de su muestra Gogó en el lobby del Teatro Sánchez Aguilar (estará abierta al público hasta finales de este mes). Aunque para muchos es una novedad, para ella es el fin de un proceso creativo que esta vez estuvo marcado por un color muy intenso que domina.

Luisa Cuesta presenta su muestra durante todo octubre en el Teatro Sánchez Aguilar.

“Gogó corresponde a una época muy feliz de mi vida, de mucho color, de éxtasis en el sentido de poder oler el amor, sus colores, de estar en un estado de flotación, muy elevada, se siente muy etéreo, todo flota, hay mucha transparencia”, explica Cuesta, quien también es actriz. “Pero cuando quitas el color, cuando te dejas de seducir por el color de las piezas, me encuentras allí y te vuelves a topar con la misma esencia que está en otras de mis exposiciones, porque yo sigo allí”.

¿Por qué el nombre Gogó? Porque para Luisa, este universo visual se configura bajo la metáfora de la mente como un chicle: se expande y se dilata o se congela y se quebranta. En su caso, su pensamiento es hoy un chicle que ya explotó tras abrir esta muestra que puede visitarse de jueves a sábado de 18:00 a 21:00. “Puedo decirles que mi chicle mental es su chicle espacial. Este chicle que tengo en mi mente se convierte en su chicle espacial porque es lo que van a ver, es el espacio donde se van a sumergir”.

En su visita encontrará que la ficha técnica de las obras es un código QR que deberá escanear con su teléfono para leerla. Esto es intencional. La arista no quiere que su título personal influya en su contemplación y experiencia única frente a la obra. Según Luisa, tampoco hay mucho por entender, solo dejarse llevar por el viaje dramático de la muestra, que incluye acuarelas, técnica mixta, óleos, punto de cruz y figurillas de cerámica fría.

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“No puedo separar el concepto dramático-escénico de la obra plástica, casi siempre hay una acción dentro de la obra”, comenta. “Hay personas que se permiten sumergirse en una obra de arte y a veces no pueden explicarlo con palabras sino solo sentirse de una manera y ya, eso es”.