“Somos animales amorosos”, dice el filósofo chileno Humberto Maturana, al punto de que nos enfermamos si nos quedamos sin amor. Y sabemos que amando nos convertimos también en personas amadas.

El amor en la relación de pareja no es incondicional, como lo es el de padres a hijos, porque requiere que haya mutualidad complementaria. Si dejas el amor al azar y lo descuidas, un día este se convierte en desamor. Si estás casado o en una relación estable y comprometida, o piensas vivir en pareja en el futuro, debes hacerte cargo del amor, actuar proactivamente conociendo las necesidades del otro y aquello que puede interferir en la entrega mutua del amor.

Cariño y ternura. Es el espacio afectivo en donde se entienden y atienden las necesidades del otro. Es renunciar a sí mismo y posponer las necesidades propias a favor del otro. Es una actitud que surge del “querer darle gusto”, de querer mimar y hacer cosas concretas por el otro, a través de las cuales siente y expresa el amor.

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El amor dejado al azar, sin cariño, sin ternura, termina en una relación de personas que conviven, que se mantienen por costumbre, necesidad o conveniencia donde son frecuentes las confrontaciones y en las que el otro se parece cada vez menos al ser del que nos enamoramos.

Valoración. Significa apreciar al otro con sus cualidades y riqueza personal. Cuanto una persona valora a la otra, se percibe aún sin verbalizarlo, porque la calidez del trato lo expresa constantemente. Lo contrario de valorar es descalificar. Si uno descalifica a su pareja, eso interfiere en la relación, volviéndola insoportable de convivir por la constante infravaloración que se recibe de quien se ama. Hay parejas que “juegan” a criticarse diciendo que ese es el estilo de relación, pero eso solo lleva a la baja mutua de la autoestima. Necesitamos sentirnos valorados y creer lo contrario es engañarnos y boicotear la relación.

Deseo. Es compartir con el otro el “eres mío porque también soy tuyo”. El cuerpo expresa lo que el alma lleva por dentro. Es más fácil desnudar el cuerpo que el alma. Un encuentro sexual auténtico es una ofrenda de amor que se disfruta no solo desde el placer, sino sobre todo desde la plenitud de una entrega del ser que se siente amado, valorado y reconocido por el otro.

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No dejes el amor al azar, que luego puedes encontrar justamente lo contrario de lo que soñaste. Toda dicha tiene su costo. Si te decidiste a amar en pareja, paga el precio del esfuerzo que debes hacer para sostenerlo a lo largo del tiempo. (O)