La década del ochenta se caracterizó por prendas que buscaban intencionalmente llamar la atención de los demás hacia quien las luciera. Una de las maneras de lograrlo fueron las mangas y hombros pronunciados y estructurados en materiales y colores llamativos. ¡Más era más! Hoy, esa tendencia ha evolucionado hacia la comodidad en texturas más sutiles y holgadas, pero manteniendo su atractivo volumen.