Mi sobrino de 27 años recibió un disparo de bala en 2018. El mayor daño fue a su espina dorsal, lumbar dos o cola de caballo. Fue intervenido para extraer la bala, y desde entonces tiene paraplejía en las dos piernas, problemas en funcionamiento intestinal y urinario, pierna izquierda sin sensibilidad y sin movimiento, como dolores crónicos de alta intensidad. Los fármacos ya no están haciendo efecto. Toma, además, laxantes en tabletas y en polvo y medicamento para la depresión. Creo que necesitamos un neurocirujano que nos pueda llevar a una intervención quirúrgica que evite tanta medicina que puede dañar su hígado y riñones.
Salomón,
Guayaquil