En el sector del mobiliario parece cada vez más difícil ver alguna ‘verdadera novedad’. Más bien todo parece dicho y hecho. O al menos esa fue la sensación del último Salón del Mueble (Milán).
“Después de todos estos años veo mis cosas y también las que hacen otros, y tengo la extraña sensación de que siempre es lo mismo”, expresó el diseñador francés Philippe Starck. Justamente muchos de los nuevos diseños se parecen porque se ven en su forma más sencilla.
Además se redujo el material a la menor cantidad posible. Sillones y camas se elevan sobre patas muy delgadas. Las estanterías se componen de tablas finísimas. Incluso los sofás, con alguna curvatura, les faltan los reposabrazos.
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Y lo mismo pasa con otros productos. ¿Serán cómodos? ¿Serán estables? Es lo nuevo: Los muebles apuestan conscientemente por una ‘dieta radical’, pero ofrecen a la vez confort y practicidad.
Minimalismo y sobriedad
A continuación tres pilares de repensar el hogar bajos los nuevos lineamientos del “menos es más”:
Formas claras. Muchos muebles se rigen por un diseño de líneas simples y rectas. y con pocos accesorios. Un estante puede estar compuesto de una tabla y dos soportes. Los armarios consisten en una estructura cuadrada al estilo de un marco. Este tipo de sobriedad pone de relieve la funcionalidad de cada objeto.
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Homenaje al pasado. Este año se recuerda el primer siglo de la escuela Bauhaus y al parecer su estilo ha regresado también. Algunos fabricantes están gestionando licencias para producir estos diseños. Pero son pocos.
Por ejemplo, la empresa Thonet sigue produciendo la silla de café 214, de Michael Thonet (1859). Es un caso de diseño mínimo y funcional. Está compuesta de seis partes, diez tornillos y dos tuercas. Podía fabricarse, armarse, desarmarse y enviarse sin mayor inconveniente gracias a sus pocas partes. Eso hizo que también fuera una silla útil para ser producida en masa.
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Menos pertenencias, menos decoración. Los minimalistas reducen sus pertenencias al mínimo indispensable. Algunos lo hacen como un modo de oponerse a la cultura del consumo. Otros, en cambio, son parte de una generación entre 20 y 40 años con un estilo de vida más flexible y nómada, y por tanto, con un modo de habitar distinto. Es una generación que ha salido al extranjero a estudiar, de viajes largos durante su juventud y que se muda con frecuencia por trabajo.
No arrojan el ancla con facilidad, no hay un sitio al que regresen. Para muchos internet y celular es todo lo que les pertenece en una casa. De ahí que los expertos ven un aumento en la cantidad de apartamentos amoblados. Mejor aún si el diseño escogido para ese tipo de inquilinos en permanente recambio es sobrio y atemporal.
En esencia, el encanto de lo minimalista es que se ve refinado y elegante. Y genera curiosidad. Porque detrás de todo no se esconde solo, por ejemplo, la construcción de una mesa en su forma más sencilla (una tabla y cuatro patas). Los procesos creativo y de fabricación son laboriosos. Y en algunos muebles hay más de lo que se ve a simple vista.