Los templos católicos sembrados en distintos sectores de Guayaquil representan un aspecto muy valioso de la colorida estética de la ciudad, considera este artista porteño de 33 años, además de que reflejan un carácter espiritual que es pieza destacada de la sociedad local.
Por ello escogió a las iglesias como las protagonistas del primer tomo (de 128 páginas) de su serie denominada Retrato Guayaquil, para brindar así un homenaje a Guayaquil desde esta visión reconocida como sello de cualquier urbe. “Cuando alguien visita una ciudad un punto fijo es conocer la catedral”.
Pero Andrés Ochoa extiende esa visión a diversos templos como una manera de reconocer esa belleza que a menudo puede pasar desapercibida. “Algunas personas me han dicho que las iglesias del libro no parecen de Guayaquil”. Esto se debe a que aquellos ojos descubrieron su belleza recién a partir de las fotos de Andrés, quien en el 2008 estudió diseño de imagen y sonido en Buenos Aires. Fue en Argentina donde descubrió su vocación cuando, como trabajo académico, expuso fotografías sobre la naturaleza del barrio de San Telmo. “A la gente le gustó mucho”.