<strong>ANDRÉS ALEJANDRO</strong>, para La RevistaEl director español Juan Manuel Cotelo tuvo que recolectar durante dos años testimonios de perdón en varios países de Europa, África y América. Una tarea aparentemente complicada, tomando en cuenta que la sociedad se ha vuelto un tanto fría y cínica en los últimos tiempos.Cotelo considera que perdonar consiste en amar sin que la persona amada pueda comprar ni merecer ese amor. “Es el acto de amor más puro, el más incondicional. En eso consiste un regalo, en entregar algo por puro amor. Si se mereciera, dejaría de ser un regalo y se convertiría en un premio”, indica el cineasta.En eso se basa su nueva cinta <em>El mayor regalo</em>. Una producción que se financió gracias a un crowfunding (microfinanciación), y que llegará a las salas de cine ecuatorianas el viernes 12 de abril.Una “sobredosis de esperanza”, así califica Cotelo a su nueva producción. “El mayor regalo muestra que la tristeza y el odio no tienen la última palabra. El perdón ofrece el perfecto final feliz”. Es eso, un “final feliz” lo que busca el director en esta cinta documental, y critica que en la prensa lo único que se encuentra son situaciones de violencia, odio, insultos o amenazas.La idea para producir la cinta surgió de repente, en Bogotá (Colombia), cuando Cotelo conoció a un grupo numeroso de personas que habían cometido muchos crímenes y que le dijeron al director: “Queremos pedir perdón y nos gustaría hacerlo a través de usted”. Estas personas se habían entregado voluntariamente a las autoridades y habían pedido perdón, cara a cara, a los familiares de sus víctimas.Cotelo los visitó en la cárcel y los acompañó en sus encuentros con víctimas. Asegura que aquello fue lo más hermoso que había visto nunca: besos, abrazos, lágrimas, música, comida y bebida para celebrar la fiesta del perdón. “Los que eran enemigos se volvían amigos gracias al perdón. No es una teoría bonita, es una práctica que funciona en el 100% de los casos. El perdón pone fin a cualquier conflicto, por imposible que parezca”, estima el español.Él, por su parte, indica que en su vida le ha tocado más pedir perdón que perdonar. Dice que es un ejercicio diario, que siempre le resulta difícil, pero que siempre ha de hacer, cueste lo que cueste. “En el rencor y en la vergüenza, no hay paz interna ni externa. En cambio, después de tomar la decisión de pedir perdón o perdonar, llega inmediatamente la paz y la alegría, compatible con el dolor de la herida”.Cotelo tiene un puñado de cintas bajo su dirección, como <em>Footprints, el camino de tu vida</em> (2016), <em>Mary’s Land</em> (2013), <em>La última cima</em> (2010) o <em>El sudor de los ruiseñores</em> (1998). Pero él dice que no intenta reflejarse en ninguna de ellas, sino que más bien intenta servir a cada espectador con una historia que resulte motivadora, entusiasmante, esperanzadora.<strong>“Estamos saturados de historias que nos llenan de tristeza, miedos y odios. Yo no me conformo con entretener, ni con gustar. Aspiro a algo más profundo: a ofrecer invitaciones amables al amor (...) En mis películas, ningún protagonista es un teórico del amor, sino que tienen experiencias concretas en amar y en ser amados”,</strong> sentencia.<em>El mayor regalo</em> –cuarta película de la productora valenciana Infinito +1– se estrenará de manera simultánea el viernes en las salas de las cadenas Cinemark y Supercines de las ciudades de Guayaquil y Quito, Multicines (Quito y Cuenca), Star Cines (Ibarra) y Cinext (Manta).