Un carbonero, asustado con la idea de morir, resolvió invitar a la muerte para madrina de su hijo. “Así ella no me lleva, porque tendrá que cuidar de mi hijo”, pensaba. Él vivió muchos años, pero un día la muerte necesitó buscarlo; para no tomarlo de sorpresa, le avisó de su visita con anticipación; así el carbonero podría prepararse. El hombre se aterrorizó y, en el día marcado, se disfrazó de mendigo y se fue a la calle. La muerte llegó.
















