Algunos creen que incluso un periodo muy corto frente a una pantalla es capaz de generar una adicción y por tanto conviene que los infantes nunca toquen ni vean alguno de estos pequeños rectángulos brillantes.

Al mismo tiempo, es muy difícil para cualquier adulto que trabaja en el siglo XXI estar en casa sin llegar a mirar un teléfono o computadora. Así que, como sucede con muchas situaciones aspiracionales hoy en día, lo más sencillo es contratar a alguien más para que se encargue de la tarea.

He aquí a la niñera de Silicon Valley, que cada día que cuida a un menor regresa a un mundo prepantallas.

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Tendencia en los dos últimos años

“En un día normal, tengo permitido llevarlos al parque, enseñarles juegos de cartas”, dijo Jordin Altmann, de 24 años, quien es niñera en San José, California. “Los juegos de mesa son muy importantes”.

“Casi todos los padres que conozco son muy estrictos en no permitir que sus hijos tengan alguna experiencia tecnológica”, añadió. “En los últimos dos años se ha vuelto todo un tema”.

Desde Cupertino hasta San Francisco ha surgido un consenso entre los padres cada vez mayor: es perjudicial para los niños ver una pantalla. Así que esos padres ahora les piden a las niñeras que escondan en todo momento los celulares, los televisores, las tabletas y las computadoras. Algunos incluso han hecho contratos para que quienes cuiden a los menores se comprometan a no usar sus propios celulares, para que la exposición de los niños a cualquier pantalla sea nula.

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El temor se ha transformado en pánico en Silicon Valley. Han surgido justicieros que publican fotografías de posibles niñeras a las que se ha visto utilizando un teléfono celular cerca de los niños. Es decir, las personas que construyen y desarrollan todos los dispositivos inteligentes con pantalla que muchos de nosotros usamos ahora temen su uso. Y eso ha puesto a las niñeras de Silicon Valley en una situación muy extraña.

“Durante el último año todo ha cambiado”, comentó Shannon Zimmerman, una niñera de San José que trabaja para familias que prohíben las pantallas. “Ahora los padres están mucho más conscientes de la tecnología que ponen al alcance de sus hijos. Pasó de ‘que no lo use mucho’ a ‘que no lo vea para nada’”.

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A Zimmerman le gustan estas reglas, pues asegura que nos regresan a una época en la que los niños se comportaban mejor y sabían cómo jugar al aire libre. Pero dice que a los mismos padres les cuesta trabajo cumplir con los lineamientos.

“La mayoría de ellos llegan a casa y siguen pegados a sus teléfonos y no escuchan lo que les dicen los niños”, afirmó Zimmerman. “Y ahora soy yo quien desenchufa las consolas de videojuegos”.

 

Espías en los parques de juegos

Actualmente, los padres les piden a las niñeras firmar contratos que prohíben el uso del teléfono, de acuerdo con agencias de cuidadores de niños en toda la región.

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“Quienes tienen más contacto con la tecnología son los más estrictos al respecto en sus hogares”, indicó Lynn Perkins, directora ejecutiva de UrbanSitter, una red que ella dice cuenta con quinientos mil cuidadores en todo Estados Unidos. “Vemos mucho esta tendencia con la experiencia de nuestras niñeras”.

Los contratos que prohíben el uso del teléfono básicamente estipulan que una niñera debe aceptar no utilizar ninguna pantalla frente al niño, por ningún motivo. A veces incluye excepciones, como que puede tomar las llamadas de los padres.

Puede ser complicado conciliar el contrato con su excepción.

“Si de hecho la madre llama y la niñera contesta, piensa: ‘Bueno, ¿qué estás haciendo en el teléfono como para que puedas contestar?’”, dijo Julia Swales, quien dirige la agencia Elizabeth Rose, la cual recluta niñeras y amas de llaves para las familias de la zona. “Mal si lo haces, mal si no lo haces”.

Algunos padres han adoptado un enfoque algo más agresivo. Mientras en las oficinas de la zona el personal se dedica a desarrollar dispositivos y aplicaciones, en los parques hay espías telefónicos. Los aficionados han decidido ver por sí mismos quiénes siguen las reglas, porque puede que algún cuidador de niños esté meciendo el columpio del menor con una mano y enviando mensajes de texto con la otra o niñeras que no se fijen de modo que un niño llegue a ver una pantalla en las tiendas mientras caminan por la calle.

“Son los delatores y espías de niñeras”, dijo Perkins, la directora ejecutiva de UrbanSitter. “Se autocomisionan, pero hay por lo menos una publicación diaria en uno de los foros”.

Las publicaciones siguen un patrón. Un padre toma la fotografía de un niño con un adulto que parece no estar poniendo suficiente atención, la sube a uno de los grupos de redes sociales –como Main Street Mamas, que tiene miles de usuarios en San Francisco– y pregunta: “¿Es tu cuidadora?”.

Perkins llama a esta práctica “exhibir a la niñera”.

Los foros de padres de familia, donde estos publican preguntas y compran o venden artículos infantiles, ahora tienen que contemplar temas de humillación pública y asuntos de privacidad. Hace poco, Main Street Mamas prohibió que se incluyeran fotografías en este tipo de publicaciones.

En ocasiones, un padre saldrá a defender a la niñera y declarar que usó el teléfono en un momento en el que estaba permitido.

“Dicen algo como: ‘De hecho, era mi niñera y me estaba enviando un mensaje de texto, pero gracias por el aviso’”, comentó Syma Latif, quien dirige Bay Area Sitters, que cuenta con aproximadamente doscientas niñeras trabajando en turnos. “Es, por supuesto, sumamente ofensivo en cuestión de derechos humanos. Te están rastreando, monitoreando y publicando tu imagen en las redes sociales. Pero sí creo que esto se deriva de una preocupación genuina”.

Enseguida surgen comentarios para defender a alguien o para señalar que nadie tiene la certeza de que se trate de alguien que está cuidando al niño o de uno de sus padres de familia; de serlo, dicen, los estándares son distintos. Otros argumentan que no debería haber diferencia.

Anita Castro, de 51 años, ha sido niñera en Silicon Valley desde hace doce años. Afirma estar consciente de que trabaja en casas que tienen cámaras colocadas para filmarla. Ella cree que las publicaciones de “niñera descubierta” se exceden y se sienten como “una invasión”.

“Yo utilizo los foros para buscar trabajo, pero ahora se leen encabezados como ‘Vi a tu niñera…’”, dijo Castro. “¿Quiénes son los delatores? ¿Vecinos? ¿Amigos?”.

Hace unas semanas, en una biblioteca, otra niñera le contó a Castro que renunció a su trabajo porque la madre la seguía por los parques para vigilarla.

“La madre salía de repente y le preguntaba: ‘Oye, no estás hablando por teléfono, ¿verdad? No le estás permitiendo a mi hijo hacer lo mismo, ¿verdad?’”, contó Castro. “Finalmente, la niñera le dijo a la madre: ‘Sabe qué, creo que usted no necesita una niñera’”.