La fiesta fue en un salón de hotel, con la pompa y elegancia que el acto requería, recuerda Gilda. Todos se habían esmerado para que los recién graduados pasen una noche inolvidable. Era el 14 de marzo de 2020 y ahí ya circulaba ‘silenciosamente’ el COVID-19 en Ecuador, pero Gilda nunca imaginó que estaría en aquella reunión de confraternidad de su hijo mayor, donde su familia se contagió al igual que otros amigos.