Solo 2 minutos bastaron para que las llamas consumieran todo a su paso. Han transcurrido nueve días desde el incendio que afectó a la Unidad Educativa Fiscal José Elías Altamirano, ubicada en la cooperativa Piso y Techo, en la Floresta 2, en el sur de Guayaquil. El siniestro destruyó tres aulas móviles y gran cantidad de material didáctico, dejando sin espacios de clases a 250 niños entre 5 y 8 años.

Dentro de los salones se encontraban pupitres, armarios, libros y recursos pedagógicos. A pesar del impacto, la comunidad educativa no ha detenido sus actividades. Según Jenny Herrera, directora del plantel, el incendio ocurrió en horas de la mañana del domingo 29 de junio y fue informado a las 07:00. De inmediato, el Ministerio de Educación se contactó con ella y realizó el desalojo del área afectada y brindó apoyo.

Incendio afecta las aulas de una escuela en la Floresta, en el sur de Guayaquil

“La ayuda fue inmediata, no nos sentimos abandonados ni por las autoridades ni por la comunidad ni por las empresas privadas”, señaló Herrera.

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Desde entonces, las clases se han mantenido mediante un sistema asincrónico: un grupo de estudiantes asiste presencialmente, mientras el otro recibe clases virtuales, alternando su participación para garantizar la continuidad educativa. Los niños que acuden de manera presencial reciben sus clases en espacios adaptados como el auditorio y la sala de computación de la institución.

Un trabajo conjunto entre padres y autoridades

Uno de los pilares para levantar nuevamente la escuela ha sido la colaboración de los padres de familia. Desde el lunes 7 de julio se han organizado mingas para retirar los escombros dejados por el incendio. Janeth Madrid, madre de familia, mencionó que su hijo se sintió triste al ver su salón afectado. Sin embargo, destacó el compromiso colectivo: “Queremos una institución íntegra y adaptable para todos los niños. Nos gustaría que más empresas se sumen a esta causa”.

Autoridades y representantes de Corporación El Rosado durante la entrega de materiales escolares, tras el incendio que afectó a la Unidad Educativa José Elías Altamirano. Foto: Daniela Robles

Empresa privada se suma a causa comunitaria

La rápida difusión del hecho en redes sociales permitió que la Corporación El Rosado se sume a la ayuda. Blanca Gallegos, gerenta de Sostenibilidad de la empresa, informó que han donado materiales como ventiladores, bancas, libros, legos y otros artículos necesarios para los estudiantes.

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Las nuevas aulas móviles serán instaladas por el Ministerio de Educación, mientras que la corporación colabora en su adecuación.

“No es la primera vez que colaboramos. Trabajamos de la mano con fundaciones, organizaciones, prefecturas y municipalidades. Cuando la situación lo amerita, la entrega de ayuda es presencial”, indicó Gallegos.

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Recalcó, además que el apoyo de la comunidad y de la empresa privada es clave para enfrentar los impactos de emergencias como esta.

El incendio, según informes preliminares,fue ocasionado por un cortocircuito. Aunque dejó pérdidas materiales, también sacó a relucir el valor de la solidaridad y el compromiso por la educación de los niños de esta comunidad. (I)