Con la flexibilización del horario de toque de queda en Guayaquil aún hay incertidumbre e inquietud entre la ciudadanía por la reducción del movimiento comercial, sobre todo en horario nocturno, mientras persiste la preocupación de nuevos incidentes de violencia.
Han transcurrido dos semanas desde que entró en vigencia el estado de excepción y conflicto armado interno, y se ha presentado un descenso de muertes violentas y otros delitos; además se ha logrado la detención de más de 3.000 personas.
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Desde este martes, 23 de enero, las actividades se mantienen reguladas bajo el esquema de semaforización establecido en el Decreto 135, emitido por el primer mandatario, Daniel Noboa.
En este documento se incluye a Guayaquil dentro del grupo de cantones considerados de nivel alto de riesgo, por lo que se mantiene con toque de queda de 00:00 a 05:00. Antes se manejaba la restricción desde las 23:00 hasta las 05:00.
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En las calles del centro de Guayaquil se evidencia una reactivación entre la mañana y tarde en comercios y negocios; sin embargo, al llegar la noche se apaga ese trajín citadino.
Mientras tanto, en algunas Unidades de Policía Comunitaria (UPC) se mantienen rejas o cierres de vías aledañas para prevenir la presencia de personas que puedan cometer atentados contra las infraestructuras o uniformados.
Ante esta ligera flexibilización del horario de toque de queda, el conductor de taxi Luis Troya enfatizó que la apertura de una hora más para la operatividad de negocios y movilidad puede ser una ayuda paliativa para las actividades que se han visto afectadas, sobre todo las de diversión y turismo.
En estas semanas, los sectores de esparcimiento y viajes han tenido al menos un golpe del 80 % de reducción de actividades.
“Ayuda un poco, porque se puede tener un poco más la gente en las calles, y a los que tienen negocios nocturnos eso les ayuda”, refirió Troya.
Más de 3.000 detenidos registra el Bloque de Seguridad en Ecuador
En cambio, Emilio Parra, otro trabajador del centro, indicó que la situación de seguridad se torna aún incierta, como en tiempos de pandemia, en que se desconocía cuándo se retomaría la normalidad, puesto que las reglas del juego podrían variar de una semana a otra y sin conocer el plazo para el final de esta situación.
Ahora, a diferencia del repunte o baja de contagiados, él expuso que el factor preponderante o que determine cambios serán los golpes contra la delincuencia y la subida o bajada de las actividades delictivas o atentados que puedan generar los grupos considerados terroristas, según Decreto Ejecutivo 111, vigente desde el martes 9 de enero.
Ese temor a que se repitan escenarios de violencia, a su vez, indicó que frena a la gente a salir, especialmente hasta horas de la noche.
“Como en pandemia, aquí también la vida está en juego, pero es diferente... La vida tiene que seguir. Así como se tienen cuidados en otros países que están en guerra, hay que seguir”, agregó este ciudadano.
Carlos Bohórquez, quien suele ofrecer carreras de taxi, indicó que en la actual situación se podría informar sobre los plazos en los que se darán nuevas decisiones y con base en qué parámetros, para conocer cómo podrían variar las actividades presenciales, tanto de planteles educativos como de empresas.
“Así se podría ver hasta dónde nos da la sábana o buscar ayuda. Tener a tu hijo en modo temático y uno que tiene que salir a la calle es un tema realmente complicado que poco se ponen a pensar. Hay hogares que viven del día a día. Sé lo que el padre o la madre sale a la calle a conseguir”, indicó este ciudadano, quien en estos días reduce sus gastos en caso de que la situación se torne complicada en los próximos días.
A su vez, expresó su temor de circular en horas de la noche por los eventos recientes de violencia y además otros delitos que persisten —aunque en menor grado—, como secuestros. En su caso, trata de sobrellevar la actualidad con ingresos por 50 % debajo de la actividad regular.
Para Julio Merchán, la medida de flexibilizar por horas es “indiferente” e incluso puede motivar a los antisociales a retomar actividades de delincuencia en las noches, en caso de que los operativos bajen su intensidad.
Para él, el Gobierno debería seguir “incisivo” detrás de los grupos delictivos y emitir salvoconductos para permitir la movilidad de sectores estratégicos, como taxistas, para que puedan ofrecer servicios de traslado a personas que tengan viajes, trabajos de sectores de salud o estratégicos o emergencias.
Una vez que se flexibilice más el horario de toque de queda, Merchán planteó que se podría informar a la ciudadanía sobre corredores viales donde estarán militares y policías, para circular por esas zonas, lo que podría ser una alternativa en horario nocturno y de madrugada.
“Hoy, los operativos parecen muy pocos. Se nota a plena luz del día que no se ven aquí en el centro. Debería activarse semaforización pero con papeles de salvoconducto para permitir salir a taxis, empresas y entidades especiales”, expuso.
Para María Montesdeoca, en la ciudad, el Gobierno podría mantener la semaforización por sectores, considerando las zonas más conflictivas, como los Guasmos y Socio Vivienda, donde hay las mayores tasas de homicidios.
“Si bien garantizar la seguridad es vital en una sociedad, la parte económica es igual de importante. Hay muchos negocios pequeños y emprendedores que dependen de la movilidad de los habitantes o del turismo, que se ha visto fuertemente afectado por el escenario que estamos atravesando”, explicó.
A corto plazo, esta oficinista del centro también planteó que entre las entidades públicas podrían trabajar en los barrios para compartir directrices sobre autoprotección o contención emocional, e incentivar la integración barrial para el rescate del denominado “tejido social”.
El estado de excepción fue declarado el 8 de enero con una vigencia de 60 días. (I)