Que ser vicentino va más allá de una etapa estudiantil. Es un sentimiento que trasciende las aulas de clase y perdura por siempre en el corazón, así como el recuerdo de anécdotas compartidas y las enseñanzas de los maestros de la época quedan imborrables en la memoria, que lleva consigo intacto el lema “Donde hay una VR hay un campeón”, en todo momento y en cualquier lugar.