El parque La Victoria es uno de los espacios de distracción más simbólicos de Guayaquil. Actualmente cerrado por la pandemia de COVID-19 en la ciudad, este sitio es testigo del ajetreo comercial que se vive a diario en el cuadrante que comprende avenida Quito y las calles Clemente Ballén, 10 de Agosto y Pedro Moncayo, en el centro de la urbe porteña.

La historia de este espacio se remonta a 1860. Según el libro Monumentos, plazas y parques de Guayaquil, de Efrén Avilés y Melvin Hoyos, el 24 de septiembre de ese año, en las planicies en el sur y oeste de la ciudad se libró la denominada batalla de Guayaquil.

En ese conflicto, las tropas de Gabriel García Moreno y de Juan José Flores vencieron a las del general Guillermo Franco, quien respaldado por el presidente de Perú, Ramón Castilla, se había autoproclamado jefe supremo de Guayaquil.

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A este sector de la ciudad, en esa época una extensa sabana, se comenzó a denominar plaza de La Victoria. En el plano de Guayaquil de Teodoro Wolf, en el año 1888, ya se evidencia la existencia de este espacio.

Para finales del siglo XIX, en el sitio se instaló una plaza de toros, una de las aficiones que tenían los guayaquileños en esa época. El 27 de julio de 1904, para conmemorar el centenario del nacimiento del patriota Abdón Calderón, el Concejo de Guayaquil decidió darle esta denominación al espacio.

Un año después, varios concejales resolvieron cambiar su nombre a plaza Tarqui. Según la publicación de Avilés y Hoyos, este nombre no tuvo mucha acogida, pues en el plano de Landín de 1909, la plaza seguía siendo denominada Abdón Calderón.

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Para 1916, en el lado occidental de la plaza se construyó la iglesia del Purísimo Corazón de María, actual Nuestra Señora del Carmen (La Victoria) gestionada por el religioso cuencano Nicanor Corral.

Décadas después, con el crecimiento de la ciudad, aquella extensa pampa se achicó en una manzana comprendida entre las calles actuales. En el año 1935, en el medio de la plaza se imponía la glorieta de estilo mudéjar. En 1945, los padres carmelitas descalzos finalizaron la reconstrucción en cemento del templo. A mediados del siglo pasado, la plaza lucía un hermoso jardín, con diversos árboles y plantas.

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Exteriores del parque La Victoria, en el centro de Guayaquil, en el año 1980. Foto: Archivo.

El espacio era visitado por familias porteñas para distraerse luego de las ceremonias religiosas en la iglesia. En 1968 fue inaugurado el monumento representativo de este parque, en honor al expresidente Gabriel García Moreno.

Seis años antes, mediante ordenanza municipal, este sitio fue designado para acoger la escultura. En 1965, el Comité Popular Pro Monumento a García Moreno reunió los fondos que necesitaban para iniciar la obra, que fue creada por el escultor Daniel Elías Palacio, y la construcción a cargo del arquitecto Juan Antonio Orús.

La estatua de García Moreno está instalada en el medio de un hemiciclo, compuesto por cuatro columnas unidas en la parte superior por un dintel.

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En la mitad del hemiciclo se levanta un gran muro en el que reposa el escudo de armas del Ecuador. Delante de este muro está ubicado un pedestal sobre el cual se levanta la figura del expresidente ecuatoriano, con la leyenda “Dios no muere”.

Según el libro de Avilés y Hoyos, las columnas, el muro y el pedestal son de concreto recubierto de mármol gris.

Por las noches, el monumento se engalana con luces de diversos colores. Este parque fue rehabilitado el año pasado. Posee árboles, plantas y dos piletas que no son utilizadas.

A un costado del parque, en el tramo de la calle Pedro Moncayo, desde hace casi una década se instaló una parada del sistema de transporte Metrovía, donde el raudo paso de los buses es cotidiano. Comerciantes, estudiantes y demás ciudadanos se congregan en esta estación para dirigirse hacia diversos puntos de la ciudad.

También en los alrededores del parque sobreviven comercios como locales de comidas, peluquerías y hostales.

Hasta hace algunos meses, en los exteriores del parque La Victoria se ubicaban betuneros, sobadores. Y a diario se instalan decenas de vendedores informales. (I)