El Cementerio Patrimonial no es solo un espacio donde los guayaquileños entierran a sus seres queridos, sino también un museo al aire libre, que atrapa a sus visitantes por las preciosas esculturas que lo adornan.

A pocos años de celebrar el bicentenario de su creación, en este camposanto reposan los restos de múltiples personajes que han engrandecido a Guayaquil desde que la ciudad se liberó del yugo español.

El cementerio fue inaugurado el 27 de abril de 1823. La tradición en la ciudad, antes de su edificación, era enterrar a los muertos en las iglesias o en pequeños panteones, refirió Roberto Wong, jefe de operaciones del camposanto.

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“Entre 1830 y 1840 se realizaron varias mejoras en el panteón, se edificó una capilla, se crean cuerpos de bóvedas en la parte alta del cerro precisamente porque en la época de lluvia todo ese sector en la parte baja se inundaba. Entonces todos los cadáveres que se entierran sobre la tierra, como no están muy profundos, comienzan a flotar las cajas. Para evitar que esto suceda, encima de las tumbas se colocan losas pesadas para que las cajas no suban cuando llueva”, indicó.

La administración del espacio estaba a cargo del cabildo local. En 1888 pasó a manos de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, entidad creada dos años antes, a la que también se entregaron hospitales.

Una de las lápidas más antiguas es la de la niña Juana Correa, que data de 1831. “Lo tenemos como un vestigio, porque puede que haya otras más antiguas, pero se han borrado los datos en las lápidas. Es una de las que hemos rescatado”, manifestó Wong.

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En la década del 20, en el siglo pasado, las familias apoderadas encargaron la construcción de esculturas y mausoleos a arquitectos italianos que llegaron a Guayaquil, como Enrico Pacciani, Augusto Faggioni, Luigi Milani, Juan Del Veccio, entre otros. Su arquitectura y las esculturas que se encuentran en el sitio motivaron que en el año 2003 el cementerio reciba la denominación de Patrimonial.

También se han creado circuitos para que los turistas conozcan la historia detrás de cada uno de los monumentos, lápidas y mausoleos, en los que reposan personajes ilustres de la ciudad y el país. Por ello, en el sitio se han establecido las rutas de los Presidentes, de los Próceres, de las Bellas Artes, de los Escritores y Artistas.

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Uno de los mausoleos más representativo es el de Vicente Rocafuerte, ubicado en la avenida Las Palmeras, a la altura de la puerta 3. Según el investigador histórico Jorge Aycart, dos familiares del exmandatario, que fallecieron por la epidemia de fiebre amarilla en 1842, reposan ahí.

Otros expresidentes sepultados en este cementerio porteño son: Jaime Roldós Aguilera, Lizardo García, Alfredo Baquerizo Moreno, Eloy Alfaro. En total, son 18 exmandatarios.

En la ruta de las Bellas Artes se destaca una esculturas elaborada por Luigi Milani, en 1939, de una mujer sosteniendo con los brazos a un niño, en un lecho de rosas. Está construido en mármol de Carrara.

En la ruta de los Próceres se destaca la lápida de José Joaquín de Olmedo. También el busto a Francisco de Marcos.

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El escritor Ismael Pérez Pazmiño, fundador de EL UNIVERSO, reposa en este camposanto. En su epitafio está grabado un poema dedicado a su esposa.

Una de las lápidas más conocida es la del artista Julio Jaramillo, que cada año recibe a sus fanáticos para homenajear su vida. Al sitio se congregan con sus discos y entonando sus canciones.

Los ilustres escritores Medardo Ángel Silva y Joaquín Gallegos Lara también reposan en este camposanto porteño.

El sitio estuvo cerrado al público por la pandemia del COVID-19 desde marzo hasta junio. En la reapertura los guayaquileños visitaron a familiares fallecidos por el virus. (I)