Un grupo de investigadores, tutores y estudiantes de las facultades de Arte, Diseño y Comunicación Audiovisual (Fadcom), Ciencias de la Vida (FCV) e Ingeniería en Electricidad y Computación (FIEC) de la Espol, son los creadores de un proyecto tecnológico educativo que está nominado por la Unesco al premio Rey Hamad Bin Isa Al-Khalifa.

Este premio recompensa la creación de proyectos innovadores que emplean las tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’S) en la educación. El concurso es anual y el tema de la edición actual, en la que hay 800 participantes a nivel mundial, es la utilización de la Inteligencia Artificial (IA) para innovar la enseñanza y el aprendizaje.

El proyecto de la Espol se llama MIDI-AM, que por sus siglas significa Multimedia Interactivo, Didáctico e Infantil – Aplicaciones Móviles, que proponen material didáctico que se presenta a través de aplicaciones para dispositivos Android, a manera de juegos interactivos enfocados en temáticas como entorno natural y social, alimentación, arte, salud e inclusión, todas ellas relacionadas con el currículo del Ministerio de Educación dirigido a niños de entre cuatro y siete años.

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“Se trata de libros digitales con material didáctico adaptado en aplicaciones móviles, que sirven como un recurso de la clase para un aprendizaje más dinámico”, dice Diego Carrera, director del componente de vínculos del proyecto y profesor de la Fadcom.

Hasta ahora el grupo de trabajo, que también está integrado por miembros del Centro de Tecnologías de la Información (CTI), y Educational Technology and Animation Production for Chrildren (ETAP), de la Espol; y del grupo de investigación en Redes de Datos e Infraestructura Tecnológica (ReDIT), ha creado diez aplicaciones, como: Ñami Ñam, que fomenta hábitos de alimentación saludable; Oye Cuentos, prototipo de cuentos interactivos a base de audios para niños con discapacidad visual, entre otras. Todas son gratuitas y están en Google Play.

“El reto de trabajar en un entorno real es distinto a hacerlo en el aula. Además, construir un juego es una actividad compleja que pone a prueba todos los conocimientos que han aprendido en su preparación”, resalta Carrera.

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En esto coincide Fernando Balladares, exalumno de Espol. “Estuve en el área técnica, en la programación, fue muy satisfactorio ver las reacciones de los niños al trabajo de tantos meses”, comentó.

El proyecto está en ejecución desde 2018, ya que uno de los requisitos para participar es que estuviera realizándose al tiempo actual. Incluso ya ha sido implementado en algunos colegios, como Unidad Educativa Fermín Vera Rojas, en Bastión Popular; la Fundación Sonrisa Naranja, en El Fortín, entre otros.

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“Con los juegos mejoran su aprendizaje mientras aprovechamos su habilidad con la tecnología. Se logran clases más interactivas usando material digital”, dice Adela Villacrés, rectora de la Unidad Educativa Sagrada Familia, en la Nueva Prosperina.

Esta institución cuenta con siete tabletas que fueron compradas con dinero recaudado por los padres de familia, y que son utilizadas por los estudiantes en las aulas implementando estas aplicaciones.

En cuanto al concurso, la evaluación y valoración de los participantes se realiza hasta hoy. En marzo se conocerá a los ganadores y a los proyectos más destacados, que posteriormente se presentarán en Francia. Se escogerán dos ganadores, el premio para cada uno será de $25 000. (I)