El estallido de catorce de diecisiete cañonazos previstos anunciaba el relevo del comandante general de la Armada.

La lluvia no daba tregua en la Base Naval Sur, pero eso no interrumpió los protocolos del acto castrense en el que el contralmirante Darwin Jarrín asumió ese cargo en reemplazo de su homólogo, Renán Ruiz.

La ceremonia se inició a las 08:30 del jueves con la presencia del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Roque Moreira, entre otros funcionarios.

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Luego de la lectura del Decreto Ejecutivo número 610, del 5 de diciembre, mediante el cual se designó a Jarrín como nuevo comandante de la Armada, Ruiz se dirigió a los presentes para dar cuenta de su gestión de dos años.

Destacó la recuperación de las corbetas misileras Los Ríos, Manabí y Loja e indicó que para el proyecto integral de fortalecimiento del poder naval hasta el 2030 se aprobó una inversión de $ 206 millones.

Aquello significó que una corbeta ecuatoriana (Los Ríos) retorne a los ejercicios navales Unitas (2018) tras ocho años de haber quedado al margen.

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“Fue una motivación sublime para nuestra gente, ver y escuchar el rugir de nuestros cañones como demostrando a la región que estábamos allí, que habíamos vuelto”, añadió Ruiz.

Asimismo, agregó, la corbeta Manabí participó en la feria expo naval que se desarrolló en Chile con motivo del aniversario de la Armada de ese país, en diciembre pasado.

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Anunció que para este año se iniciará la construcción de una unidad multipropósito.

A más del equipamiento para explorar el mar, las aeronaves navales también recibieron mantenimiento, agregó Ruiz.

Orgullo institucional

En cuanto al control marítimo citó el decomiso de 22 toneladas de sustancias sujetas a fiscalización con más de 40 aprehendidos. Además, la ejecución de más de 150 rescates.

Resaltó la entrega de sus cuatro compañeros que perdieron la vida en un atentado registrado en marzo del 2018, por la explosión de un artefacto colocado en una carretera donde se realizaban operativos militares, en Mataje, Esmeraldas.

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Ruiz se despidió de la comandancia pidiendo un “¡Viva la Armada!” al que se sumaron los uniformados en la ceremonia.

Por su parte, Jarrín, el comandante entrante de la Armada, enfatizó que no tolerará de sus subordinados comportamiento alguno que manche el prestigio de la institución.

“He denominado al 2019 como el año de los valores institucionales. Y no como un simple eslogan, sino como un principio rector que deben convetirse en forma de vida”, dijo.

Nacido en Quito, en noviembre de 1961, él está considerado como el aviador naval con mayor cantidad de horas de vuelo (6.048) en la historia de la Armada. Fue piloto del avión presidencial entre 2007 y 2008.

Antes de esta designación, Jarrín fue comandante de Operaciones Navales. (I)