El papa Francisco aprobó el decreto que reconoce las “virtudes heroicas”, primer paso para la beatificación, de la monja ecuatoriana Rafaela Veintemilla Villacís, conocida como Rafaela de la Pasión y que fue fundadora de la Congregación de las Agustinas Hijas del Santísimo Salvador.

Francisco firmó ayer, en la audiencia que concedió al prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Beciu, varios decretos de causas de beatificación, según informó el Vaticano.

Rafaela de la Pasión nació en Quito (Ecuador) el 22 de marzo de 1836 y fue encarcelada tras el golpe de Estado que dio su hermano el general Ignacio Veintemilla. Tras nueve meses de cárcel fue expatriada a Perú donde en 1895 fundó la Congregación de Agustinas Hijas del Santísimo Salvador y murió en Lima el 25 de noviembre de 1918. El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo. Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce “haber vivido las virtudes de manera heroica”.

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Para ser beatificado es necesario que se haya dado un milagro debido a su intercesión y para ser canonizado, hecho santo, se precisa un segundo milagro “por intercesión” después de ser beato. (I)