Los indonesios están aún nerviosos por el reciente sismo que mató a más de 300 personas y muchos prefieren dormir en refugios improvisados, pero para algunos la máxima prioridad es reconstruir las mezquitas que colapsaron.

Decenas de aldeanos en el distrito Tanjung oraron el viernes en un campo frente a lo que otrora fue su mezquita y juraron reconstruirla pronto.

“Estamos muy tristes porque nuestra mezquita, a la que tanto adorábamos, está ahora destruida”, dijo un feligrés, Sunarto, entre lágrimas. “Nuestro imán, quien era nuestro líder, murió estando dentro de la mezquita”, agregó Sunarto, quien usa un solo nombre.

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El sismo de magnitud 7,0 afectó a la isla de Lombok el domingo, matando a por lo menos 321 personas. Sin embargo, el sismo alteró también la vida religiosa de la población. Unas 15 mezquitas quedaron destruidas y unas 50 musholas (salas de oración) resultaron averiadas.

Al igual que en el país en general, la mayoría en la isla de Lombok es musulmana. Una minoría es hindú, legado del dominio histórico de los monarcas hindúes balineses.

Sunarto dijo que atender el llamado a plegarias y ser fiel a los preceptos religiosos ayudará a la población a sobrellevar el desastre. “Nuestro objetivo al reunirnos con los aldeanos es hablar sobre cómo vamos a construir una mezquita temporal para que la voz del Corán se siga escuchando en la aldea”.

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Lombok fue sacudido por tres sismos en poco más de una semana. Uno de magnitud 5,9 dejó heridas el pasado jueves a una veintena de personas, dañó edificios y provocó un derrumbe que sepultó a cuatro personas. El 29 de julio, el primero de los terremotos mató a 16 personas. (I)