De los tres pisos de la vivienda de la familia Pezo, en las calles Argentina 1105 y Villavicencio, ahora solo quedan dos niveles y una terraza acomodadas como bodega. Tras el terremoto del 16 de abril de 2016, las inspecciones municipales concluyeron en que se debía reducir los niveles a solo dos, aunque en primera instancia se planeaba demoler.

Según una de sus propietarias, Yolanda Pezo, los cuatro allegados suyos debieron acomodarse en dos departamentos compartidos. Así varias áreas de sala se convirtieron en cuartos y en el otro piso solo quedó la losa y una bodega para guardar sus enseres.

“Somos una familia que yo soy desempleada, mi padre jubilado y vivimos con un niño discapacitado, no teníamos a dónde ir si la demolían”, dice Pezo, quien tuvo que prestar 3.000 dólares a un familiar para reparar fisuras presentadas en su vivienda de construcción mixta.

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Esa situación también se observa en viviendas con el numeral 1118, que redujo sus tres pisos a dos, y la 1126 que reparó fisuras en paredes.

Estas tres casas ubicadas en esa misma zona fueron parte de las 240 construcciones afectadas con el terremoto de magnitud 7,8, que sucedió un día como hoy hace dos años.

El Municipio de Guayaquil contabilizó dos personas fallecidas y 240 construcciones afectadas en la ciudad con el sismo. De esas hubo demoliciones, reparaciones y otras esperan su rehabilitación.

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Hay quienes se les nombra la palabra terremoto y esperan que no vuelva a suceder. Ángel Esparza, quien observa el terreno cercado de la esquina de García Moreno y Ayacucho, donde un edificio de cuatro pisos se desplomó recuerda esa noche fatídica. “En la oscuridad unos vecinos y yo ayudamos a sacar a tres niños y una señora de allí, no venía la policía ni nadie”, señala.

Varias áreas donde estuvieron casas así se convirtieron en zonas cercadas, como en Calicuchima y Chimborazo, que antes tuvo una casa mixta de dos plantas que se demolió por sus daños. Otras se readecuaron y ya son habitadas como un edificio en Colón y P. Carbo.

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Unas siguen con fisuras visibles, están inhabitadas, como en Sucre y av. del Ejército, según vecinos. Otra vivienda de tres pisos “con orden de demolición” se observa inhabitada en Lorenzo de Garaycoa y San Martín. “Por ahí suelen jugar niños, es un peligro”, dice Jesús Soliz.

En Guaranda 1409 y Argentina, Gladys Pinargotte acomodó un espacio para habitar en el patio trasero de su casa de dos pisos que quedó con varias paredes caídas y fisuras.

Aunque gastó 1.000 dólares para casi la totalidad de las reparaciones ahora desea demoler el segundo nivel y habitar en planta baja.

Hay edificios públicos en reparación, como la Unidad de Flagrancia de la Policía (antes cuartel Modelo), que se rehabilita con dispositivos sismorresistentes en 4 pisos. Se invierte $3,8 millones. (I)

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Medidas
El alcalde Jaime Nebot refirió que las normas de construcción se actualizan y optimizan y se sigue haciendo para evitar la menor afectación ante un terremoto. “Hemos hecho protocolos respecto a las medidas, las hemos elevado a ordenanzas, las hemos difundido, seguimos haciendo simulacros”, señaló al ser consultado sobre las acciones tras el sismo. Dijo que las inspecciones a nuevas obras se planea realizar por etapas, en convenio con la Cámara de Construcción, y no solo al final de la obra. (I)

Gastamos como mil dólares en reparar fisuras y paredes que quedaron afectadas, nos querían cobrar $ 2.500 por demoler el piso de arriba, pero no tenemos, por el miedo a otro sismo no habitamos”.Gladys Pinargotte, Vecina del sur