La brisa que proviene del río Babahoyo golpea su rostro que luce relajado, sereno. Parece que está adormitada, pero no es así, ella percibe el aroma de los árboles, medita en postura del muerto (savasana). Sigue cada instrucción que recibe de la guía, cuya voz se escucha como una armonía al fusionarse con una música suave, que son cantos devocionales.