El aceite de soya, presente en la mayoría de los alimentos procesados en Estados Unidos, vuelve a ser cuestionado. Esta vez, un estudio de la Universidad de California en Riverside halló que su consumo excesivo activa mecanismos que favorecen el aumento de peso.

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Los investigadores observaron que ratones alimentados con dietas ricas en aceite de soya ganaron peso significativamente. Sin embargo, un grupo modificado genéticamente no presentó el mismo efecto, lo que apunta a que tiene un papel clave en la genética y el metabolismo.

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Los análisis comunes podrían no detectar cambios tempranos, lo que complica la identificación de riesgos metabólicos. Foto: Freepik

¿Por qué el aceite de soya está vinculado a la obesidad?

El hallazgo se relaciona con una proteína en el hígado llamada HNF4a, que regula cientos de genes ligados al procesamiento de las grasas. En condiciones específicas, esta proteína altera la forma en que el cuerpo metaboliza el ácido linoleico, principal componente del aceite de soya, informó UC Riverside News.

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Los científicos descubrieron que el ácido linoleico se convierte en oxilipinas, moléculas asociadas con inflamación y acumulación de grasa. En el caso de los ratones modificados genéticamente, estos mostraron menos oxilipinas y mejor función de las células para brindar energía eficientemente, lo que explica por qué no subieron de peso.

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Asimismo, el estudio reveló que los niveles de oxilipinas en el hígado, y no en la sangre, también se correlacionan con el peso corporal. Esto sugiere que los análisis comunes podrían no detectar cambios tempranos, lo que complica la identificación de riesgos metabólicos en humanos.

No existen estudios aplicados a humanos, pero su consumo aumentó drásticamente. Foto: Freepik

Aunque aún no hay ensayos clínicos en humanos, los expertos advierten que el consumo de aceite de soya se multiplicó por cinco en un siglo. Reducir la ingesta de aceites ricos en linoleico, como maíz o girasol, podría ser clave para enfrentar la obesidad y sus efectos asociados.

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