Contrario a la creencia popular de que los colibríes nunca dejan de aletear, estas pequeñas maravillas de la naturaleza sí descansan por las noches, pero lo hacen de una manera fascinante.
Durante la oscuridad, entran en un estado llamado torpor, un mecanismo de supervivencia que les permite bajar su temperatura corporal hasta 50% y reducir su ritmo cardíaco de más de mil latidos por minuto a solo unos cientos.
Este proceso es tan profundo que a veces se cuelgan boca abajo de las ramas, lo que puede confundir a quienes los encuentran y piensan que han muerto, reseña el sitio web Lugardecolibrí.com.
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¿Cómo “vuelven” a la vida los colibríes?
El despertar no es instantáneo. Los colibríes necesitan entre 20 y 60 minutos para salir del torpor, tiempo durante el cual tiemblan para generar calor corporal y reactivar su metabolismo normal, indica La Nación.
Estas hermosas aves buscan refugios estratégicos para pasar la noche. Como ramas protegidas entre hojas densas o zonas resguardadas del viento y los depredadores.
El sitio web antes citado agrega que las hembras modifican su comportamiento nocturno después del apareamiento, al construir pequeños nidos desde marzo para proteger sus huevos durante los 20 o 30 días de incubación.
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Este delicado equilibrio energético enfrenta nuevos problemas con el cambio climático. Las temperaturas extremas y la pérdida de fuentes de néctar complican la supervivencia de estas aves, que dependen completamente de su capacidad para regular la energía cada noche.
Su peculiar forma de dormir revela que, lejos de ser máquinas incansables, los colibríes desarrollaron una de las estrategias de descanso más sofisticadas del reino animal.
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