El cielo se vistió de gala, pero no por lo que algunos creían. El 17 de mayo, mucha gente en Estados Unidos, incluso en estados sureños como Nuevo México, levantó la vista al firmamento nocturno para disfrutar de las auroras. Sin embargo, se encontraron con algo más.

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Una brillante franja de luz cortó la oscuridad y dejó a todos preguntándose si se trataba de STEVE.

En concreto, STEVE es un fenómeno atmosférico “primo” de las auroras, conocido técnicamente como “Strong Thermal Velocity Enhancement” (Mejora Fuerte de la Velocidad Térmica), a menudo se presenta como una banda de luz púrpura.

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A diferencia de las auroras, que son causadas por electrones bombardeando la atmósfera, STEVE surge de corrientes de plasma súper rápidas que calientan los gases en la atmósfera superior.

¿Qué iluminó el cielo en Estados Unidos?

Tal como lo detalla el astrónomo Jonathan McDowell, reseñado por el sitio web Science Alert el misterioso rayo no se trataba de STEVE. En realidad, fue una estela de combustible expulsado por la segunda etapa del cohete Zhuque-2E Y2, lanzado desde China por la empresa LandSpace.

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El cohete usaba una mezcla de metano y oxígeno líquido, llamada “methalox,” un combustible que gana terreno en el campo aeroespacial porque es más limpio y barato.

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Desde el citado medio explican que su intenso brillo se debía a que los gases del combustible reaccionaron con el plasma de la ionósfera terrestre y provocaron un resplandor visible desde la Tierra.

Aunque normalmente estas estelas de combustible forman espirales luminosas, esta vez se presentó como un rayo extendido, lo que llevó a la confusión con STEVE.

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La próxima franja brillante en el cielo nocturno puede que no sea un fenómeno natural sino una señal de que la exploración espacial avanza.

(I)

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