Investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, dieron un prometedor paso al lograr transformar residuos de comida en plásticos naturales, que pueden servir como envases cotidianos, son biodegradables y no contaminan.

Los científicos que formaron parte del estudio usaron los azúcares de los residuos alimentarios para convertirlos en biopolímeros de polihidroxialcanoatos (PHA), explica un nota de la Universidad de Monash.

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Con la mezcla de cepas bacterianas y sus polímeros se logró la transformación de películas que se comportan como plásticos convencionales y pueden moldearse a otras formas.

El estudio estuvo dirigido por Edward Attenborough y la Dra. Leonie van ‘t Hag del Departamento de Ingeniería Química y Biológica de dicha universidad.

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¿Cómo los residuos alimentarios se transforman en plástico natural?

Los investigadores comenzaron desmenuzando residuos de alimentos para obtener azúcares simples, como glucosa, fructosa u otros, que sirven de alimento a bacterias seleccionadas.

Foto: Freepik.

Las bacterias utilizadas son Cupriavidus necator y Pseudomonas putida, dos especies capaces de producir internamente polímeros del tipo PHA (polihidroxialcanoatos), explica el sitio Earth.com.

Bajo condiciones cuidadosamente controladas los microbios o bacterias “engordaron” acumulando estos polímeros en su interior. Una vez llenos, el equipo extrajo los polímeros con disolventes, los purificó y los convirtió en películas ultradelgadas de unos 20 micrones de espesor.

“Esta investigación demuestra cómo los residuos alimentarios pueden transformarse en películas ultrafinas sostenibles y compostables con propiedades ajustables”, afirmó Edward Attenborough, coautor del estudio.

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“Al adaptar estos plásticos naturales para diferentes usos, estamos abriendo la puerta a alternativas sostenibles en los envases, especialmente donde se pueden compostar junto con alimentos o desechos agrícolas”, dijo Attenborough.

Los investigadores concluyeron que los azúcares extraídos de almidones sobrantes y subproductos agrícolas son un festín para los microbios que a la vez da origen a un proceso renovable y circular, es decir, que puede ser un método adecuado para uso industrial al transformar residuos en algo verdaderamente valioso y que no es tóxico.

(I)

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