Aunque parece sacado de una película de Disney, un grupo de iguanas fue avistado mientras tomaban el sol y flotaban sobre un tronco en el océano y sin rumbo fijo hacia una isla desconocida en el otro extremo de la Tierra.

Este escenario ha sido para varios científicos de la Universidad de San Francisco y de la Universidad de California en Berkeley, la posible explicación de un misterio persistente que ha desconcertado a biólogos evolutivos desde 1970.

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Existe la posibilidad que un grupo de iguanas originarias de las regiones áridas como el sur de California y el norte de México, haya viajado en balsas de vegetación hasta Fiyi hace millones de años, este es el hallazgo de un estudio dirigido en marzo de 2025 por el profesor de la USF Simon Scarpetta.

De ser así, esto explicaría la presencia genética de estos reptiles en un archipiélago remoto a más de 8.000 kilómetros de distancia, y es que, aunque los científicos conocían su existencia en las islas desde hace décadas, ninguno había podido descifrar cómo habían llegado a ese lugar, reseña SFG.

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Scarpetta explicó que en un comienzo no intentaba conectar dos especies aparentemente distantes; sin embargo, mientras realizaba la secuenciación de ADN para otros proyectos, halló que las iguanas del desierto y las de Fiji tenían una relación estrecha, lo que para él “fue una grata sorpresa”.

El investigador, que ofrecerá una conferencia sobre el trabajo investigativo que ha llevado a cabo con su equipo a finales de octubre, asegura que la iguanas son de sangre fría o ectotérmicas, lo que les permite sobrevivir por un lapso de tiempo sin comer y beber constantemente.

Las iguanas más jóvenes sobreviven comiendo pequeños insectos. Al ser criaturas grandes y robustas, con abundante masa corporal, pueden soportar largas travesías marítimas.

Iguana. Foto: Ministerio de Ambiente

Hallazgos sorprendentes

Las iguanas del desierto que se encuentran en Norteamérica son delgadas y de color beige, mimetizando la paleta de colores del implacable hábitat, por su parte, las de Fiji son verde esmerada brillante y pueden llegar a medir hasta 19 centímetros. El equipo consiguió revelador que incluso desarrollaran cierta resistencia a la deshidratación.

Luego del huracán que azotó el Caribe en 1995, varias personas reportaron que vieron iguanas flotando sobre la vegetación caída, poco después, estas lagartijas colonizaron una isla en la que nunca habían estado y se cruzaron con una población en peligro crítico de extinción.

El profesor lamentó que este tipo de “dispersión masiva” puede perturbar ecosistemas frágiles y podría volverse más frecuente a medida que avanza el calentamiento global.

El proceso de cruzamiento puede, por ejemplo, diluir genéticamente la población actual y más iguanas significa menos alimentos y recursos para todos. “Las islas ya tienen una capacidad de producción muy limitada debido a su pequeño tamaño y aislamiento”, detalló Scarpetta. “Cualquier cambio como ese puede tener consecuencias muy graves.

Agregó: “No queremos que otra especie llegue y cree híbridos que compitan con la población parental original, o que simplemente alteren la composición genética de la que ya existía”.

En la actualidad, las iguanas de Fiji están en peligro de extinción, y las actividades humanas como la tala o el comercio ilegal de fauna salvaje siguen siendo una amenaza para su existencia.

(I)

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