Maisa Silva, conocida simplemente como Maisa, es la mayor estrella adolescente de Brasil en la actualidad, cuya larga carrera comenzó en la televisión a los 3 años de edad y que con el tiempo se ha ido afianzando como presentadora, cantante y actriz. Hoy, con 18 años, protagoniza una comedia familiar en Netflix que apunta a llevarla a la fama internacional.
Dirigida por Cris D'Amato, en Papá por dos Maisa interpreta a la carismática Vicenza Shakti Pravananda Oxalá Sarahara Zalala da Silva, larguísimo nombre que proviene de la cultura hippie que su mamá y abuela le han inculcado desde siempre como habitantes de la apacible comunidad Universo Cósmico, donde residen en contacto con la naturaleza.
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Tras cumplir 18 años, esta joven sencilla decide aprovechar que su mamá realiza un viaje de meditación a la India para aventurarse en una colorida Río de Janeiro, a diez horas en bus, para intentar cumplir el sueño de conocer a su papá, de quien nada sabe.
La única pista es una fotografía que encontró accidentalmente en casa, en la cual su mamá aparece abrazada con un hombre que conoció durante el Carnaval de 2002 (Paco, un artista plástico ahora falto de inspiración), sugiriéndole que ese romance pudo haber provocado su nacimiento, ocurrido el 8 de noviembre de ese año.
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La trama ubica a Vicenza en medio de un escenario urbano que nunca había conocido en su vida alejada de la modernidad (ignora el funcionamiento de los elevadores y le resultan ajenos los celulares), el cual se complica más cuando descubre a través de una segunda fotografía, que halló en el hospedaje que la recibió en Río, que su padre también podría ser Giovanne, un exitoso empresario de las finanzas.
Desarrollada en los días de preparación para el famoso carnaval carioca, Papá por dos es una historia sin villanos ni héroes, solo capta la decidida voluntad de esta chica que, rodeada de encanto y una sonrisa mágica que enamora, intenta encontrar esa pieza de afecto paternal que siente faltarle en su corazón. En su misión tiene aciertos y también resbala en errores que podrían derrumbarle su ilusión, pero siempre defendiendo la premisa de que cultivar amor resulta una tarea que requiere tiempo, valentía y quizás un poquito de ayuda cósmica. (E)