Es el símbolo definitorio de la pandemia, una representación visual del coronavirus. En Estados Unidos, la mascarilla quirúrgica solía ser parte únicamente de las series sobre hospitales y las salas de operaciones, pero ahora el rostro descubierto resulta ser la elección alternativa. El cubrebocas es un dispositivo de salud pública, pero también se ha revelado como una máscara tal cual: una herramienta en un ritual social, un objeto fetiche que representa la política, la expresión de género y la relación de la persona que lo usa con la verdad.