Hay un silencio elegante, casi poético, en una de las escenas más emocionantes de On the Record, un potente documental sobre violencia sexual que sabe cuándo bajar el volumen a un silencio calmo.

En la oscura madrugada del 13 de diciembre de 2017, la exejecutiva musical Drew Dixon camina a una cafetería y compra el The New York Times. La primera página es la historia en la que ella y otras dos mujeres acusan de violación al magnate del hip hop Russell Simmons, su antiguo jefe.

Dixon examina el artículo, vuelve a doblar cuidadosamente el periódico, se pone una capucha de algodón como para protegerse y se deshace en silencio en lágrimas. Son lágrimas de miedo a las ramificaciones de pronunciarse públicamente, pero también de alivio. Se siente como si un secreto tóxico de décadas estuviera brotando de ella.

Publicidad

On the Record, de Kirby Dick y Amy Ziering, presenta un retrato mordaz e íntimo de la angustia de decidir si conviene hablar o no. Más allá de eso, arroja luz sobre la industria de la música, donde el acoso sexual “sencillamente es parte integral de la cultura”, en palabras de Sil Lai Abrams, otra acusadora de Simmons que aparece en el filme. Y más importante aún: arroja luz sobre las mujeres de color y la presión particular y dolorosa que suelen sufrir cuando se deciden a hablar.

El proyecto pasó por momentos de polémica cuando Oprah Winfrey se retiró como productora ejecutiva antes del Festival de Cine de Sundance, frustrando un acuerdo de distribución con Apple. De cualquier modo, la película salió adelante y se estrenó en Sundance en medio de vítores y ovaciones, y fue seleccionada por el servicio de streaming HBO Max, donde se estrenó ayer.

Para Dixon, la vindicación en Sundance fue dulce. “El estar paradas ahí, solas, y darnos cuenta de que nos bastábamos”, dijo en una entrevista junto con Abrams y la acusadora Sherri Hines, en el estreno. “Que nuestra valentía haya bastado. Que ninguna de nosotras divagó, ninguna de nosotras falló. Que fuimos lo suficientemente fuertes para defendernos a nosotras mismas y las unas a las otras”.

Publicidad

Menos de dos años antes, Dixon estaba agobiada por las dudas. Anticipaba que el filme, que comenzó a rodarse antes de que decidiera pronunciarse públicamente, sería una mirada general al movimiento #MeToo y la industria de la música.

La película entreteje la denuncia de Dixon con otras muchas en contra de Simmons, con voces clave de mujeres de color como Tarana Burke, quien fundó el movimiento #MeToo, y la profesora de derecho Kimberle Williams Crenshaw. “Muchas mujeres negras se sintieron desconectadas del #MeToo inicialmente”, dice Burke.

Publicidad

“Sintieron ‘qué maravilloso que esta hermana esté allá afuera y nosotras la apoyamos, pero este movimiento no es para nosotras’”. Cuando las mujeres negras sí buscan pronunciarse, se arriesgan no solo a que no les crean, sino a que las llamen traidoras a su comunidad, explican tanto Burke como Dixon. (I)