En su salón, Aline Srouji encadena los pasos de salsa, con música colombiana de fondo, y se filma con su teléfono móvil. Confinada en Damasco, la profesora siria sigue enseñando gracias a los cursos en línea.

Hace más de un mes que su escuela de danza cerró, pues las autoridades adoptaron medidas para frenar la propagación del coronavirus en este país ya devastado por la guerra.

Todos los días, esta mujer de 35 años hace nuevos videos que comparte en las redes sociales. "Ni un solo día he interrumpido las clases aunque han caído centenares de obuses a nuestro alrededor. Pero el coronavirus ha sido más fuerte que la guerra", dijo la mujer.

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En medio de su mobiliario, Aline encadena los pasos, y sus tacones negros se mueven ágilmente en el suelo de brillante mármol.

En los territorios controlados por el régimen sirio, el nuevo coronavirus ha contaminado oficialmente a 33 personas y provocado dos muertos.

Antes de la epidemia, la escuela de Aline Srouji, fundada en 2008, acogía habitualmente a nuevos alumnos. Hoy, le queda el entusiasmo que suscitan sus videos: el número de abonados en Facebook, YouTube o Instagram ha aumentado "en promedio un 50%".

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Energía positiva

En una sociedad conservadora, la danza sigue siendo una actividad sobre todo practicada por las clases pudientes, aunque existen varias escuelas en Damasco.

En Instagram, las cuentas de Aline Srouji muestran videos de alumnos, chicos y chicas, entrenándose, aunque durante el confinamiento las lecciones son compartidas vía Whatsapp o a través de un grupo Facebook privado.

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La profesora no esconde su alegría, y se declara determinada a proseguir los cursos "pese a los cortes de electricidad y la lentitud de internet".

Actualmente reina en Damasco una relativa calma para este país escindido por una guerra que ha causado más de 380.000 muertos desde 2011, aunque los habitantes de la capital sufren cortes de corriente eléctrica, y el consumo de internet es caro y limitado.

"La guerra nos ha enseñado a buscar soluciones alternativas. Vamos a adaptarnos y seguiremos bailando, es la única manera de salir de nuestro aislamiento y sentir un poco de energía positiva", comentó Aline Srouji. (I)