La primera bailarina Liudmila Konovalova estira en el suelo de parqué de su pequeño apartamento, convertido ahora en su principal lugar de ensayo después de que el coronavirus forzase el cierre de la Ópera Estatal de Viena.

Unos segundos más tarde las puntas de sus pies apuntan hacia el suelo, apoyada en una estantería de libro al realizar un elegante conjunto de ejercicios de barra mientras la música del ballet ruso del siglo XIX La Bayadere suena en el estéreo.

Intérpretes de élite de todo el mundo tienen que improvisar para mantenerse en condiciones óptimas durante las órdenes de aislamiento del gobierno que obligan a poblaciones enteras a quedarse en casa.

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"Puedes mantenerte en forma en cualquier lugar: en la sala de estar, en el pasillo, en la cocina. No necesitas gran cosa, sólo dos metros de espacio y algo de lo que agarrarse", dijo la bailarina nacida en Moscú en un vídeo filmado con un teléfono móvil en su piso de Viena.

"Lo más importante es tener muchas ganas y voluntad. A fin de cuentas, lo hacemos por estar listos para volver al escenario".

La Ópera Estatal de Viena - donde Konovalova ha bailado durante una década con el Ballet Estatal de Viena - ha cerrado sus puertas hasta nuevo aviso y comenzado a transmitir por internet grabaciones de actuaciones pasadas.

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Los austriacos están ya en su segunda semana de auto-aislamiento y se les ha pedido permanecer en casa al menos hasta el 13 de abril. En el país se han registrado casi 4.000 casos de coronavirus y 21 muertes hasta ahora. (I)