El 5 de octubre de 2018 Mina El Hammani, actriz española con ascendencia marroquí, tuvo que ir hasta casa de un amigo a beber té para manejar su ansiedad. Sus seguidores en Instagram estaban subiendo exponencialmente y varios mensajes se filtraron en su bandeja de entrada. La primera temporada de la serie de Netflix: Élite se estrenaba ese día y Hammani estaba ganando fans en los 190 países donde se proyectó el drama juvenil

Ahora que tiene 4,2 millones de seguidores, su carrera ha cambiado para siempre gracias a la producción de Netflix que estrenó su tercera temporada el pasado 13 de marzo.

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“Esta serie no es un documental, es una ficción que trata temas fundamentales sobre los que hay que abrir un debate”, expresó en una entrevista a El Mundo, de España, justificando los aspectos que aborda su trama, como la homofobia, corrupción, choque social y cultural, y la xenofobia.

Aunque en declaraciones al mismo diario expresó que supo sobre su vocación actoral desde los 6 años, no fue hasta los 16, al acabar primero de bachillerato, que decidió estudiar arte dramático. Pero sus padres se negaron.

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Así que antes de pertenecer a la pantalla chica, El Hammani trabajó de azafata, promotora y camarera para costear los cursos de interpretación. Hasta que en el 2014 hizo su debut en la televisión interpretando a Nur, en la segunda temporada de la serie El príncipe, de Telecinco.

Aunque su gran oportunidad fue Élite, el primer personaje que le otorgó notoriedad nacional fue el de Salima en la novela policiaca Servir y proteger, de Televisión Española, en la que interpretó a una ayudante del bar donde acuden los policías de la cercana comisaría. También fue parte del elenco de la obra de teatro del Centro Dramático Nacional Dentro de la tierra, dirigida por Luis Luque.

Hasta el momento, todos los papeles que ha interpretado, la actriz de 27 años, han sido de origen árabe, pero esta hija de marroquíes llegados a España hace 35 años, ansía el día en que pueda dar vida a un personaje que se llame “María”.

“Pertenezco a una segunda generación de inmigrantes, y a diferencia de lo que sucede en Francia y en EE. UU., donde hace más tiempo que viven una realidad multicultural, aquí se nos encasilla en personajes magrebíes que afrontan problemas porque tienen una cultura en casa y otra en la calle”, afirmó.

Uno de sus proyectos individuales en la actualidad es protagonizar un cortometraje a partir de una idea propia. La dirección todavía no se atreve a asumirla. “Me encantaría hacer de villana, de yonqui, de prostituta... cualquier personaje opuesto a mí. Y llegar a los 70 años y haberme dedicado toda la vida a esto”, acaricia la joven intérprete, que nunca ha tenido un plan B para su vida que no sea el de la actuación.(E)