Madonna pasaba por una buena racha a fines del siglo XX e inicios del XXI. La reina del pop, de 61 años, está acostumbrada a sus altos y bajos en la industria musical; por esa época lanzó su séptimo álbum de estudio Ray of Light (1998), del que vendió más de 20 millones de copias en el mundo. Poco después publicó Music (2000), disco que le sirvió como punto de arranque para su exitosa gira Drowned World Tour durante 2001.

En medio de esta efervescencia la popular cantante conoció en 1999 a Guy Ritchie, el director británico de Snatch: cerdos y diamantes (2000) que es diez años menor que ella. Solo un año después llegaron al altar en Escocia y entonces nació el pequeño Rocco. La pareja se trasladó a vivir a Inglaterra, donde Madonna seguía siendo Madonna, mientras que Ritchie empezó a ser conocido como el 'Señor Madonna'. El mediático matrimonio duró solo ocho años y durante este ocurrió un suceso que marcó a la cantante y cuyas consecuencias sigue pagando hasta hoy.

En 2002 tras el Drowned World Tour, Madonna protagonizó la película Swept Away, dirigida por su marido. El cine no es ajeno para ella, su historial incluye Desperately Seeking Susan (1985), Dick Tracy (1990) o Evita (1996). Por esta última película incluso se llevó a casa el Globo de Oro a mejor actriz de comedia o musical, pese a que en un principio la crítica especializada había dicho que ella no era la indicada para el papel.

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Swept Away es un remake de la película del mismo nombre de 1974 dirigida por Lina Wertmüller. Madonna interpreta a Amber, una mujer rica y egocéntrica que está acostumbrada a salirse siempre con la suya, pero que se involucra con Giuseppe (Adriano Giannini), un tosco marinero. Aislados del mundo en una isla, él consigue invertir los papeles despojándola a ella de su orgullo y dominándola por completo. Finalmente, ella se enamora de él.

La cinta fue un completo fracaso y Madonna -al ser la cara visible, a diferencia de Ritchie- cargó con toda la culpa. Pero además de eso, la artista tuvo que lidiar con la aterradora experiencia de rodar escenas sexuales a las órdenes de su ahora exmarido. "Todos nos sentimos intimidados, estábamos aterrorizados", aseguró Madonna al Evening Standard sobre los modos represivos de Ritchie.

"Dejamos todo el tema físico para el final del rodaje. Creo que todo el mundo esperaba que la cosa explotara. El equipo al completo estaba esperando a que la cabeza de Guy saliera explotada de su cuerpo", añadió Madonna, según recoge El País de España. La artista recordó que la intimidación también se centró en su coprotagonista. "Todas las escenas sexuales fueron difíciles. Todo era muy incómodo porque, al final, él es mi marido y la única persona con la que hago el amor", concluyó la cantante.

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Ritchie en alguna ocasión también reconoció que las escenas habían sido problemáticas y que las había dirigido "a un metro de distancia… con un palo muy afilado". "Hubo un par de problemas. El primero fue hacerla con mi exesposa, y el segundo fue hacerla después de mis películas anteriores", señaló.

No obstante las escenas explícitas no ocupan la mayor parte de la película, salvo por una polémica en la que se recrea un intento de violación. En la misma, Giuseppe le pide a Amber que le muestre los pechos. Ante la negativa, el marino la persigue y agrede para obligarla. Tras tratar de defenderse sin éxito, Giuseppe la inmoviliza y manosea, le quita algunas prendas mientras la víctima le grita 'violador', 'cerdo' y 'pervertido'. El marinero se detiene cuando nota que finalmente Amber se rinde.

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Swept Away ganó cinco premios Golden Raspberry, también conocidos como los Razzies o anti-Óscar, entre ellos el de peor actriz para Madonna. Fue el fin de la carrera de la artista como actriz protagónica, pues hasta ahora su participación en el cine está limitada a cameos como en James Bond: Die Another Day (2002), cinta en en la que además interpretó el tema principal; o la producción y dirección, en este caso de W.E. (2011).

Con el paso de los años Madonna se consolidó en la industria musical. Ritchie también tuvo sus altibajos, uno de sus trabajos más criticados ha sido King Arthur: Legend of the Sword (2017); el director británico hoy disfruta de la buena acogida que está teniendo The Gentlemen (2020). (E)