El actor Mark Ruffalo, reconocido por su clásica personificación de Hulk, regresa a la pantalla grande con un sello verde no necesariamente para el personaje del cómic, pero sí para ponerse en los zapatos de suela de un abogado que busca hacer justicia en un caso de contaminación ambiental. El precio de la verdad, dirigida por Todd Haynes, está basada en hechos reales y es cercano a un cine denuncia.

El filme, cuyo título original es Dark Waters, trata la historia de Robert Bilott, un jurista que se enfrenta a DuPont Corporation, la empresa química multinacional creadora del nailon, el neopreno y el teflón, que contaminó un río de Virginia Occidental (Estados Unidos) de manera criminal, causando la muerte, enfermedades y miseria de cientos de habitantes de la región.

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El abogado es contactado por un granjero a quien se le ha muerto –por una presunta intoxicación– gran parte de su ganado. Esta llamada lo hará cambiar de bando al letrado, que por años se había dedicado a defender a las grandes corporaciones.

Bilott tendrá que pagar un alto precio por confrontar a los grandes tentáculos de la corrupción multinacional.

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Diario El País la calificó como un filme con falta de fuerza expresiva. “Puedes prever todo lo que va a ocurrir”.

Algo en lo que coincide El Mundo, que menciona que “pese a las buenas intenciones, da tanta sensación de prefabricado que la indignación ante los desmanes del capitalismo no acaban de alcanzar la temperatura de ebullición”. (E)