¿Cómo hacer entender los jeroglíficos al público en general? A esta pregunta, el departamento de arqueología del Museo de Israel en Jerusalén encontró una respuesta original: compararlos con emojis.

“Me di cuenta de que el público estaba fascinado por los jeroglíficos, pero que me resultaba muy difícil explicarlos”, comenta Shirly Ben Dor Evian, egiptóloga y comisaria de la exposición ‘Emoglifos: la escritura ideográfica, desde jeroglíficos hasta los emojis’, que abrió esta semana.

“En realidad, ahora es más fácil explicarlos ya que todos escribimos con imágenes”, señala, haciendo referencia a los emojis, cuyo término significa literalmente ‘imagen letra’ en japonés.

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Pictogramas como el del corazón, el rostro sonriente o la pinta de cerveza, que aparecieron a finales de los años 90, animan las discusiones en las redes sociales y los mensajes en línea.

Según Ben Dor Evian, algunos de ellos tienen su equivalente entre los jeroglíficos, como el de una persona que se encoge de hombros, como para decir “no lo sé”. O el emoji de un bailarín con su traje púrpura, cuyo ancestro egipcio realizaba un movimiento similar hace 3000 años. “Hay una similitud en el diseño y la forma, lo que es muy interesante, porque miles de años y grandes diferencias culturales separan a los dos sistemas”, subraya Ben Dor Evian.

En el sistema egipcio, los jeroglíficos podían designar un objeto o una idea (ideogramas), indicar el sonido de una palabra (fonogramas) o servir de ‘determinantes’ que especificaban la categoría semántica de la palabra. Los emojis, por su parte, bastan para definir una idea, un sentimiento o un objeto y no tienen por qué acumularse para formar una frase, señala Ben Dor Evian.

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Toda la idea de la exposición, que presenta objetos antiguos adornados con jeroglíficos explicando su sentido y poniendo en paralelo emojis que se parecen a ellos, es demostrar que el hombre utiliza la escritura ideográfica porque transporta con más fuerza una idea, explica la comisaria. (F)