Dos años tuvieron que transcurrir para que la bailarina panameña Jessica Abouganem, de la mano de su compañía de danza En-Avant, viera cristalizado uno de sus más grandes sueños: poner en escena algunas de las obras más representativas que el coreógrafo, de origen inglés y nacido en la Perla del Pacífico, Frederick Ashton, creo para el Royal Ballet de Londres.

Se trata de un espectáculo que reunirá en el escenario principal del Teatro Sánchez Aguilar a 25 bailarines que, bajo la dirección de Abouganem y supervisión de Lynn Wallis e Isabel McMeekan, repertoristas del Royal Ballet, representarán cinco piezas que Ashton desarrolló en su etapa joven.

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“Ya que los bailarines son jóvenes, la Fundación Frederick Ashton (la única que autoriza, comisiona y otorga licencias a las diferentes compañías de danza a nivel mundial que solicitan presentar su repertorio) nos concedió las coreografías que él hizo cuando él estaba joven con su compañía joven”, señala la bailarina, radicada en Guayaquil, sobre este espectáculo que se verá a las 20:30 de mañana y el sábado (Las entradas cuestan $20, $30, y $45).

Las vírgenes sabias, el solo que interpretó la mundialmente famosa Margot Fonteyn, en 1970; Los patinadores (1937); un extracto de The Tango (de la obra Facade-1931); Los valses nobles y sentimentales (1947); y la adaptación que Ashton hizo de una pieza de El lago de los cisnes son las obras que integran el segundo acto de este homenaje que En-Avant ofrecerá a esta figura representativa del ballet clásico británico del siglo XX.

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Como acto introductorio se ejecutará la escena del Mundo de las Sombras, de la obra La Bayadere, una adaptación de Abouganem inspirada en la coreografía original del francés Marius Petipá.

Legado

“Además de ser bailarín y coreógrafo prolífero, él marcó lo que se definió entonces como el estilo de ballet inglés”, apunta Abouganem, quien añade que la creatividad de Frederick Ashton “era distinta y muy particular o característica del Royal Ballet”.

Con la directora de En-Avant coincide Lynn Wallis, una de las repertoristas responsables de enseñar y escenificar el homenaje de mañana a Frederick Ashton. Quien fuera su discípula y también representante de la fundación que lleva su nombre, afirma que sin duda Ashton es uno de los coreógrafos más importantes en la historia del ballet. 

Esta semana, en un conversatorio en el que compartió con Isabel McMeekan, quien ha bailado muchas de las obras de Ashton, mencionó la pasión del artista por la danza y cómo descubrió que esta sería su vida.

Él (Frederick Ashton) fuera de ser un memorable bailarín, fue mundialmente reconocido por su creatividad tan prolífera, porque tenía muchísima obra, muy diversa”. Jessica Abouganem, directora de la compañía de danza En-Avant

Ambas conversaron con bailarinas de diferentes escuelas de la ciudad sobre la vida de Frederick Ashton en Las Peñas (barrio en el que vivía cuando su padre era vicecónsul de Gran Bretaña), hasta cuando el bailarín tenía apenas dos años de edad y le tocó regresar con su familia a Inglaterra.

Su traslado a Lima, Perú, y cómo cuando tenía 13 años, después de ver una presentación de la famosa bailarina Anna Pavlova, “se sintió muy inspirado y motivado a perseguir una carrera en la danza”; y su ascenso en la vida dancística y su nombramiento como sir fueron, entre otros, los temas que se abordaron en esta cita.

Una estatua

Entre las actividades en su honor, la noche del miércoles se desveló una escultura. La obra, desarrollada por el artista guayaquileño Juan Pablo Toral, es una réplica de bronce en tamaño natural y está ubicada en Puerto Santa Ana.

Al acto asistieron varios familiares de Ashton en el Ecuador, así como funcionarios y organizadores de estos homenajes a sir Frederick Ashton. (I)