El actor nacido en Gran Bretaña Adewale Akinnuoye-Agbaje fue acogido por una familia blanca cerca de Londres siendo un bebé en la década del 60. De joven, sucedió lo impensable: el niño negro se unió a una pandilla de violentos supremacistas blancos.

Ahora es un actor galardonado y ha llevado su historia a los cines en su país de origen, Nigeria. Espera que su debut como director sea parte de un proceso de "sanación" para las personas que buscaron que sus hijos tuvieran una mejor vida entregándolos a familias para que los críen en el extranjero.

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Farming, el título de la película, toma su nombre de un término usado para describir la práctica de los inmigrantes nigerianos que dan a sus hijos a familias blancas en Gran Bretaña para poder trabajar, estudiar y ahorrar dinero. Se refiere a la idea de que los chicos fueron "cedidos".

El objetivo de la práctica, que prevaleció principalmente en las décadas de 1960 a 1980, era que los inmigrantes eventualmente regresaran a Nigeria.

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"Tal vez esto pueda proveer una sanación en cierto sentido, pero en última instancia una reevaluación de nuestros procesos de crianza de niños", dijo a Reuters Akinnuoye-Agbaje en el estreno nigeriano de la película el sábado en Lagos, la capital comercial del país, después de ser exhibida por primera vez el mes pasado en Londres.

"Espero que cree un diálogo y una terapia colectiva para aquellos que todavía están sufriendo, y una sanación porque muchos de los 'agricultores' nigerianos en realidad no regresan a buscar a los niños que fueron entregados", agregó.

Cuando era un bebé de seis semanas en 1967, Akinnuoye-Agbaje fue dejado al cuidado de una familia blanca en Tilbury, una ciudad del sudeste de Inglaterra ubicada a unos 32 kilómetros al este del centro de Londres. Y de joven se unió a una banda de skinheads, una subcultura de extrema derecha a veces asociada con la violencia racista en Gran Bretaña.

Su participación en una pandilla que antes lo había atormentado terminó cuando su padre biológico, quien se había mudado a Nigeria donde trabajaba como abogado, pagó para que asistiera a una escuela privada en el próspero condado inglés de Surrey.

La película, que costó 3,89 millones de dólares de hacer y tiene como protagonista a la actriz británica Kate Beckinsale como la madre adoptiva, fue recibida con aplausos en un cine repleto del lujoso distrito Lekki de Lagos.

Miles de nigerianos dejan el país del oeste de África cada año en busca de una vida mejor en el exterior, usualmente en Europa y Estados Unidos. (I)